Políticos, como un tiovivo desenfrenado

Duele decirlo, pero tenemos un presidente que debería ser del gobierno de todos y resulta que su parcialidad le hace no dar pie con bola. Su torticera compra de voluntades al PNV y a Coalición Canaria lo demuestran pues ha sido una clara decisión partidista, sin beneficio real para el país. Y la nueva remodelación gubernamental también es un claro ejemplo de ello ya que no parece que vaya a la raíz de nuestros problemas principales.

Por ejemplo, sabemos que lleva el Sr. Patxi López casi un año y medio de lehendakari. ¡Bien! Algunos vimos con esperanza esa nueva etapa vasca que se abrió aquel 5 de mayo, gracias a la mayoría parlamentaria que sumaron PSE y PP, superando los 30 años de hegemonía nacionalista. Pero también alertábamos sobre los condicionantes que desde Ferraz tenía el nuevo lehendakari. Limitaciones de todo tipo que se han ido viendo a lo largo de este tiempo. Pedíamos sus desvelos por el bien común de todos los vascos pero las interferencias de su propio partido desde Madrid lo están impidiendo, digan lo que digan.

Y es que la punta del iceberg de tanto caos la tenemos en la forzada negociación, lícita pero fatal para el buen gobierno de España y Euskadi, que el Sr. Zapatero ha llevado a cabo con los líderes del PNV, a espaldas del Sr. López. Y con Canarias, tres cuartos de los mismo.

Tal vez no sepa el presidente aquello que decía Ramón J. Sender: “Los políticos tienen una vida fugaz”. Qué afirmación más extraña ¿verdad? Pero ya sería necesario que reconociera que un desmedido afán de permanencia en el poder, por encima de lo que parece más oportuno para un país, tiene graves consecuencias. Principalmente para todos, por la mala gestión; pero también para él, por el menoscabo del propio currículum, ya hecho andrajos de tan pocas luces, e incluso el de sus seguidores, que suben y bajan como en un tiovivo desenfrenado.

Podríamos refugiarnos en la poesía para, con el pudor de lo trágico, hilar tanta imprudencia personal y colectiva. Podríamos escribir versos y versos emocionados sobre un país que no levanta cabeza. Nuestros niños y jóvenes podrían ensayar con fábulas, cuentos y versos. Siempre la idea de fondo sería la necesidad de que algo cambie. Y claro, se vería la fuerza de una consternación generalizada, pues el interés general aparece siempre al final de conchabeos y tejemanejes políticos.

 

Hacía falta una catarsis y nos presentan unos presupuestos y un nuevo gobierno de pura catálisis negativa, que nos deja clavados, sin capacidad de reacción, como si aplicásemos tiritas para remediar un desprendimiento de retina.

En todo caso, les deseo, sinceramente, éxito en su gestión a los nuevos ministros y ministras. Pero un éxito que se materialice en el bien común de los ciudadanos, no en su seguidismo a un líder político que ya hace tiempo perdió el liderazgo y no lo reconoce.

Y sobre los que se marchan… Que por fin se cuestionen más “por qués” y no tantos “cómos”. Que su pensión les aproveche y que la descompresión al salir del “submarino” les sirve para ver, ahora con perspectiva, que este país está hecho unos zorros y no están haciendo nada efectivo por remediarlo.

 

O sea, que no todo es hacer poesía, amigos.

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