Refundar el Partido Popular

No son pocas, aunque con sordina, las voces que en ámbitos del Partido Popular hablan de regeneración y de la ocasión que se dejó pasar en el último congreso, por cuanto, en esas fechas, se tenían algo más que rumores sobre la tormenta que se avecinaba.

Entre esas voces no faltan las de los más antiguos del lugar -de acuerdo o no de acuerdo con lo que dice y hace Aznar- muchos de ellos ‘víctimas’ de las sucesivas remodelaciones en el partido.

Pensaba Mariano Rajoy que con un cambio de nombres iba a ser suficiente y que los logros económicos bastarían para que se olvidaran otras cosas. Pero la corrupción se filtra hasta en los ámbitos más limpios –que los hay- del Partido Popular y los logros económicos, que no llegan aun al día a día del español de a pie, nunca son tan decisivos en política.

Hablan se justifican los dirigentes actuales- de un antes y un después. Lo que pasó, pasó ‘antes de que yo estuviera aquí’, además, otros como Cristina Cifuentes o Esperanza Aguirre, se escudan en que fueron quienes comenzaron a denunciar la corrupción en su propia casa. Puede ser cierto, pero habrá muchos que digan, ya lo están diciendo, que todo se hizo muy tarde y cuando la basura comenzaba a inundar demasiados despachos.

No lo tiene fácil Mariano Rajoy. En plena negociación de los presupuestos, sin mayoría en el Congreso y con toda la oposición enfrente, no dispone de demasiado tiempo, si acaso hasta que en el Partido Socialista haya un nuevo secretario general.

El borrón y cuenta nueva, del que se habla con insistencia, pasa por una refundación a fondo, pero el problema es calcular hasta dónde debe de llegar y, sobre todo, por encontrar refundadores. Y la búsqueda va a tener su dificultad.

 
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