La Semana: De Robinho al “impuestazo”, pasando por las contrapartidas de ETA: pida usted, Presidente

Iba a ser la semana de Robinho y se ha convertido en la semana del "impuestazo". Hay que reconocer que el Gobierno no ha podido volver de vacaciones ni más moreno, ni más descansado, ni más agresivo, ni más "desahogado". El síndrome post-vacacional nos lo han convertido a todos los españolitos en un síndrome que nos va a durar la tira. Lo que pasa es que las cosas varían poco -aunque varíe el precio del tabaco, de las gasolinas, del alcohol y aunque nos vayamos a poner más sanos ahora que se va a acabar el déficit de la Sanidad- y ahí siguen el Estatut, Ibarretxe, Ibarra, Guerra y demás granos en el trasero del Presidente del Gobierno. Afirmaba Ramón Jáuregui -portavoz del PSOE en la Comisión Constitucional- que lo que dicen don José Blanco y don Alfonso Guerra sobre el Estatut es, "sustancialmente, la opinión del PSOE". Lo que ocurre es que de esas declaraciones no se han debido de enterar ni el señor Montilla ni el señor Maragall. En la Ejecutiva de Ferraz -ya remodelada la sede- se habló en voz alta, aunque al final todos salieran con la lección del "en boca cerrada..." bien aprendida. Lo que más sorprendió de esa Ejecutiva fue la decisión del Presidente del Gobierno de liderar personalmente el proceso estatutario. Y uno que pensaba que lo iban a liderar Robinho y Ronaldinho... Ibarretxe anuncia un dialogo "resolutivo" y pide que sea discreto, pero es que hay que acordarse de nuestra literatura del Siglo de Oro en la que los discreteos siempre acababan con un marido cornudo. Resolutivos y discretos sí, pero ¿quién va a querer hacer de marido? Mientras, Pernando (se llama Pernando y no es una errata) Barrera tiende una mano generosa al Gobierno y dice al Presidente que pida por esa boquita, que ETA y sus chicos están dispuestos a dejar de matar siempre y cuando se les garantice la independencia, Otegui "dixit". Para discreta, la Comisión del incendio y de la tragedia de Guadalajara. Se ha concluido que se actuó correctamente y con toda eficacia. Han sido los once cadáveres mejor gestionados de nuestra historia reciente. Y es que esto de las comisiones parlamentarias da para mucho aunque nunca se aclare nada. Que de la del 11-M y de lo que pasó nos vamos enterando poco a poco por los periódicos, casi como nuestros políticos. El Consejo Consultivo de Cataluña no está por la labor de la constitucionalidad del Estatut y deja la esquizofrenia política del Ministro Montilla en unos niveles preocupantes. Este hombre no tendría precio como espectador de lateral de un partido de tenis. Es uno de los cuellos más flexibles de la política española de tanto mirar a un lado y a otro. Don Mariano Rajoy relanza el Partido Popular y se va de maitines a Segovia y anuncia una convención para febrero. Mientras, doña Ana Pastor se abrasa casi como los montes de su Galicia, una Galicia en la que el PP se tira los trastos a la cabeza por más que don Manuel Fraga haga votos de neutralidad y el señor Núñez Feijoo pida un congreso "inmediato" y un "relevo generacional". En Génova, al hablar de relanzamientos, hay quien recuerda aquello de los collares y los perros y quieren -más que relanzar ideas- lanzar personas. Pero no deja de ser una metáfora. Y en plan renovación y novedades, don Javier Arenas anuncia en Andalucía un gobierno en la sombra "para controlar a Chaves". Pues no es mala idea. Doña Esperanza Aguirre se queda sin su canal de televisión -hay quien dice que quien a "concesión de frecuencias mata, a concesión de canal muere"- porque Montilla, el del cuello flexible, dice que no. En esto Cataluña gana a Madrid por tres a uno. Un solo canal autonómico para la capital del Reino y con el peligro cierto de que alguna de las múltiples excavadoras del señor Ruiz Gallardón se cargue un cable y el apagón informativo sea total. Aunque justo es reconocer que la entrevista, en La Moncloa, entre el señor Rodríguez Zapatero y el señor Rajoy está despertando casi tanta expectación como el debut del brasileño en el Santiago Bernabéu.

 
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