Volvemos a casa antes de Navidad y la OTAN se lo toma a mal.

Es muy posible que la decisión de abandonar la misión de Kosovo sea más que acertada e incluso que se hubiera podido tomar antes, pero nos pierden las formas. Está más que comprobado que el gobierno de Rodríguez Zapatero, lo que puede hacer mal, lo hace mal. No hay medias tintas. Se mete la pata hasta en lo que se hace bien y de forma acertada.

Una vez tomada la decisión de abandonar Kosovo nada impedía que se comunicara a la OTAN en tiempo y forma, que se negociaran los plazos,  que se dejara contento a todo el mundo. Ni nuestra diplomacia está sobrada de buenas acciones, ni el crédito internacional de España  -incluido el de la economía- está tan boyante como para permitirnos el lujo de ir sembrando dudas sobre nuestra fidelidad a los compromisos y a las alianzas.

Y es que estamos tan enzarzados en hacer mal las cosas de la política interna que se nos va la mano también en la exterior.

Un país en  el que se le puede decir, con razón, a un juez: ’oiga que a mí no me investigue’, está preparado para lo peor. Porque eso es lo que le ha dicho el tesorero del Partido Popular al juez Baltasar Garzón. Y llegan a la Audiencia Nacional los presuntos implicados, o sea los alcaldes y no dicen esta boca es mía hasta que se aclare qué autoridad judicial es la competente.

Un país en el que las facturas, falsas o no, vuelan. En el que a una alcaldesa la imputan los delitos de diez en diez, o en el que los jueces, con permiso, se llevan a hacer las Américas a ‘funcionarias de apoyo’, tiene que estar preparado para cualquier cosa.

Un país en el que una protesta callejera –más o menos justificada y más o menos violenta- acaba con ochenta damnificados y el responsable de Interior se limita a lamentarlo, tiene que esperar que ocurra cualquier cosa. Porque eso es lo que ha pasado con los  anti- Bolonia en Barcelona y Saura se dedica a las lamentaciones y a pedir disculpas a los afectados.

Y un país en el que ese mismo político, o sea Saura, deja en evidencia al presidente de su Autonomía, al del Gobierno y al vicepresidente Económico, tiene pocos visos de seriedad. Porque eso es lo que ha hecho Saura al destapar las cifras de la negociación para la financiación de Cataluña.

Suponiendo que no esté pactado con Montilla, ha dejado al ‘molt honorable’ a los pies de los caballos. Y si no está pactado, ha dejado con el trasero al aire a Rodríguez Zapatero y con todas sus vergüenzas destapadas a Solbes.

Con esas cifras en todos los medios, ya me dirán como va a renegociar Solbes o como Rodríguez Zapatero va a discutir cualquier pacto con alguno de los partidos que gobiernan Cataluña.

 

Y para terminar el esperpento nos enteramos, a través de Oyarzábal, secretario general de los populares vascos, que el PNV les ha pedido relaciones. Vamos que les ha tirado los tejos. Pero de momento los chicos de Basagoiti se hacen los estrechos y siguen haciendo manitas con Patxi López.

Claro que todo esto no es nada ante la nueva sesión de fotos de Soraya Sáenz de Santamaría esta vez en ‘Elle’. O ante las filtraciones que cuentan que Aido quiere consensuar con los antiabortistas. O ante la entrada de Tomás Gómez, el socialista madrileño, en el más puro ‘tomate’ al comparar a Ana Mato con la mujer o ex, del ex alcalde de Marbella Julián Muñoz.

Todo es  política de la fina, de la de altos vuelos. Si será de altos vuelos que hasta Rajoy ‘ve un nuevo ciclo político’

Aquí todos ven lo que quieren ver. La única que no ve ni escucha la llamada que le prometió Rodríguez Zapatero es Izaskun Buelta, aquella joven que le pidió trabajo al presidente en un programa de televisión y que sigue sin recibir noticias de La Moncloa.

Eso va a ser que Rodríguez Zapatero está muy ocupado discutiendo de economía con el Premio Nóbel de la especialidad,  Paul Krugman.

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