Por la boca… Hacer aprecio

Se dice que 'el mayor desprecio es no hacer aprecio', pero hay momentos y situaciones en las que el mayor desprecio es, precisamente, 'hacer aprecio'. En España, todos los días, suceden cosas a las que hay que hacer aprecio, de las que hay que ocuparse y muy seriamente. En España, cada día, suceden cosas frente a las que la táctica de dejar pasar el tiempo y 'el es mejor no darles importancia' y evitar la excesiva publicidad 'que es lo que buscan', no valen.

Y lo peor de todo es que, en muchos casos, quienes tienen la obligación de poner coto a actitudes y hechos claramente ilegales y antidemocráticos, deberían plantarse ante los autores y actuar, con la ley en la mano, con algo más de contundencia. Demasiadas veces y en repetidas ocasiones la política de hechos consumados triunfa sobre la política de dejar pasar. Es innegable que la acción política exige flexibilidad, mano izquierda y hasta un punto de capacidad para negociar. El problema está en saber cuál es ese punto.

El pasado día 6 sucedió en Pamplona, en las fiestas de San Fermín, algo que nunca debería haber sucedido y que ha merecido respuestas tan tibias como una simple declaración de rechazo –y no por parte de todos los partidos políticos- acompañadas de frases como 'intento de boicotear' o 'no se han salido con la suya'. La realidad es que los que colocaron la Ikurriña tapando la fachada del ayuntamiento iruñés, sí se salieron con la suya y sí consiguieron boicotear el 'chupinazo'. La realidad es que consiguieron 'reventar' la fiesta. La realidad es que quienes quisieron 'estropear el pasodoble' en la procesión de San Fermín, también lo lograron.

A estas alturas, lo de 'los de siempre', 'grupos aislados', 'rechazo popular' y otras 'pasteladas' por el estilo, ya no tienen ninguna credibilidad y son pura y simplemente paños calientes con los que se intentan sostener las muchas patatas calientes que quienes gobiernan tienen en las manos.

Dice el ministro Montoro, que la situación de Cataluña impide o entorpece lo más importante que tenemos entre manos que es la situación económica. Pues no es verdad, ni responde a la realidad. Una cosa es que el ministro de Hacienda deba atender a la situación económica lo mejor que sepa y pueda y otra muy distinta es que cualquier ministro del Gobierno desconozca los problemas que está planteando constantemente Artur Mas e incluso el Partido Socialista de Cataluña.

Tanto lo que ocurrió en Pamplona, como lo que está ocurriendo en Cataluña, sin entrar en una valoración de fondo, merece toda la atención por parte de quienes tienen la responsabilidad de gobernar en el ámbito correspondiente y sea cuál sea el final o la solución que se dé al problema.

Porque hay problema y a ese problema hay que 'hacerle aprecio'.

 
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