Por la boca… La gestión del Gobierno en Sanidad se escribe con M de “mier…”

Varias personas con mascarilla en un centro de salud.
Varias personas utilizan la mascarilla, desde este miércoles obligatoria en los centros de salud, a 10 de enero de 2024, en Málaga

Alguien sin competencias y “sin competencia” en eso de la sanidad, ordena que los ciudadanos se auto diagnostiquen y decidan si su “enfermedad” les permite ir a trabajar o necesitan tres días entre algodones y tisanas; después dice que de lo dicho nada y monta el lío de las mascarillas con denominación de origen Illa.

Una vez más se cumple la rutina en los gobiernos de Sánchez y en los nombramientos de Sánchez y han pasado muy pocos días para que Illa y su funesta gestión, en eso de la sanidad, parezca buena. Después de cualquier decisión de Sánchez, es posible empeorar y hacer mejor lo anterior y a los anteriores.

La mascarada de las mascarillas ha vuelto y las alarmas, más o menos fabricadas, están en marcha. Incluso se habla de pandemia descontrolada o de tripandemia (o como se diga).

Y ante la alarma, los ciudadanos con un problema de mocos y toses, acuden a hacer cola a los hospitales para que les receten paracetamol. Y ya tenemos en pantalla (o en algunas pantallas) los porcentajes de infectados, los tantos por ciento de camas ocupadas y hasta la entrevistillas en las farmacias para que cuenten lo de la venta de test y la escasez de mascarillas (ojo con las escaseces de mascarillas que igual vuelve Illa a comprarlas por ahí fuera).

Y se aprovecha la primera mascarilla que hay a mano para montar una reunión con M de mema, y  tirársela a la cara a las Autonomías, para jugar al comunismo barato y trasnochado y para no hacer nada o porque no se sabe qué hacer o porque en la mesa del despacho no hay nada que hacer con eso de las transferencias. 

Alguien sin competencias y “sin competencia” en eso de la sanidad, ordena que los ciudadanos se auto diagnostiquen y decidan si su “enfermedad” les permite ir a trabajar o necesitan tres días entre algodones y tisanas; después se dice que de lo dicho nada y se monta el lío de las mascarillas con denominación de origen Illa.

Alguien, escrito con M,  ordena y manda que en los hospitales y similares se lleve mascarilla y van las autonomías y… ni caso.

Y esa “alguien” dice, en rueda de prensa, que son medidas que tienen buena recogida (sic) por parte de los ciudadanos y que “desde este ministerio vamos a minimizar los defectos (sic) de cualquier tipo de epidemia”.

Una epidemia, fuera de control según algunos medios, que inmediatamente después de lo de “fuera de control”, dan las cifras de 177 casos de gripe por cada 100.000 habitantes. O sea que de cada 100.000 habitantes hay 99.823 que no tienen gripe. Y a los griposos -y a los no griposos- va a ser difícil demostrarles que no hay intereses por medio.

 

Si no fuera porque está en juego la salud y hasta la vida de los ciudadanos, la gestión de la sanidad en los gobiernos de Sánchez, antes, ahora y es de temer que mientras esté en La Moncloa, sería para montar un sainete incluso en verso.

Por eso las bromas de las EMES hay que tomarlas en su justa medida y en sus términos apropiados y dejar la M en simplemente M de “mier…”.

La carcajada: Dice Sánchez: “Desde que soy presidente del Gobierno, en Cataluña y en toda España se respeta la Constitución y el único que no la respeta es el PP”.

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