Por la boca… Ni bloque, ni social, ni de progreso. Solamente debilidad

Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez.

Siempre, con ocasión y sin ella y aunque la cosa no venga a cuento, Sánchez dice esa gran mentira de que el Gobierno de coalición que maneja –pero con el que no gobierna- y que espera seguir manejando (Puigdemont mediante) es un “bloque, social y de progreso”.

Sánchez el que mejor miente.

Eso que los cursis llaman mantras, no son más que las mentiras repetidas una y otra vez, para ver si la gente llega a creérselas.

Sánchez domina de tal forma las técnicas de los mantras que hay casi ocho millones de españoles que se los han creído. Y tragan la rueda de molino de que Sánchez gestiona un gobierno que es un bloque sin fisuras, que defiende lo social y que es progresista.

Siempre, con ocasión y sin ella y aunque la cosa no venga a cuento, Sánchez dice esa gran mentira de que el Gobierno de coalición que maneja –pero con el que no gobierna- y que espera seguir manejando (Puigdemont mediante) es un “bloque, social y de progreso”.

Pues ni bloque, ni social, ni de progreso.

Es falaz llamar bloque a una coalición en la que socialistas y comunistas andan siempre a la greña y en contradicciones continuas que, si antes eran con Iglesias y después con Belarra y Montero, ahora son con Díaz con la que incluso tiene que hacer el paripé de que ha estado negociando todo un mes, que se quieren, se besan y se soban en galanteos continuos, para presentarse en coalición, pero que muestran sus desacuerdos sobre todo para mantener la llama de sus respectiva clientelas.

Si por bloque se entiende el auxilio de las fuerzas políticas que sostienen el Gobierno desde el Congreso, aún es menos bloque. Un día sí y otro también separatistas, proetarras y ahora los comunistas de Podemos que ya no van con las carteras a La Moncloa, exteriorizan sus amenazas y actualizan el chantaje. Hoy tumbarán un decreto y mañana vetarán una ley. Y no lo hacen porque crean que es lo mejor para los ciudadanos, ni tan siquiera porque la legislación que propone Sánchez no sea de su cuerda, lo hacen simplemente porque tienen que mantener viva la oposición y el chantaje han de hacerlo visible a cada momento.

El concepto que de la social tiene el socialista Sánchez es bastante  pobre y haría reír a muchos de los viejos socialistas, vivos o muertos, que ahora tanto desprecian “las juventudes socialistas” que están en los ministerios.

 

Paro juvenil, familias pobres, comedores de caridad de instituciones religiosas, aumento desorbitado de precios, imposibilidad de alquilar un piso, paro sin remedio para los mayores de 50 años, una sociedad fragmentada, desigualdades flagrantes, derechos de los padres conculcados en el ámbito de la enseñanza…

Y en cuanto al progreso (se podría hacer la broma de que el progreso de Sánchez, fue de soltero Tirso de Molina, como la céntrica plaza madrileña) porque llamar progreso a asesinar a inocentes en el claustro materno, acabar con los mayores en aras de una muerte digna, amnistiar delincuentes, rebajar penas y excarcelar a los violadores, mientras aumentan los delitos sexuales y las agresiones a mujeres y mantener un intervencionismo trasnochado y que todos los países civilizados han abandonado en el pasado siglo XX entre otras muchas lindezas “progres” es cuando menos un esperpento nada progresista, pero sí un esperpento.

Sánchez preside un gobierno débil que es consecuencia de su magra cifra de escaños, consecuencia de que ha perdido las elecciones generales y consecuencia de depender de quienes le tienen atado de pies y manos para gobernar.

El resto es propaganda. 

A ratos la propaganda de la sonrisa y hasta de la risotada ridícula y en otros momentos la algarada mediática del victimismo. La propaganda del triunfalismo absurdo y la propaganda del complejo de apaleado.

La carcajada: Ahora resulta que a los de Junts y a los votantes de Junts, o sea a Puigdemont, lo que les importa y preocupa, con relación a España, son los impuestos y la educación.

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