Del dream team de Johan Cruyff, al drama team del Gobierno de Sánchez

La foto de familia del nuevo Gobierno liderado por Pedro Sánchez.
Ministros del Gobierno de Pedro Sánchez (Foto: Eduardo Parra / Europa Press).

Los ciudadanos pueden estar tranquilos y confiados porque en el nuevo Gobierno “el ambiente es magnífico”, según Alegría, (la educada portavoz) que añade: “nos sentamos en esa sala hombres y mujeres liderados por un presidente con ganas de trabajar” y además van a honrar la palabra dada.

Dicen que Confucio decía que “el noble exhibe una dignidad exenta de arrogancia y el vil una arrogancia exenta de dignidad”. Pues eso.

Ya hay Gobierno. Éramos pocos y parió Sánchez. Y se fueron las belarras, las monteros (las de turismo en Nueva York) y los garzones. Han quedado, entre otros, un  Bolaños, más Bolaños que nunca, Montero ¡¡¡uuuhhh!!! (la de la cosa fiscal), Alegría (la educada portavoz) y Marlaska…siempre Marlaska.

Y como, no podía ser de otra manera (que diría un cursi) con su proverbial  talante pacífico y mural, Sánchez ha perpetrado un Gobierno de diálogo y concordia, de entendimiento y reconciliación,  dispuesto a acoger a todos y a gobernar para todos y, en consecuencia (que diría Sánchez) son ministros Díaz (la de las anestesias) y Puente (el versallesco) además de los correspondientes comunistas, antitaurinos, propalestinos o ex concejalas que han abandonado, por segunda vez a sus votantes pamploneses y pamplonesas; pasando por varios que habían perdido los sueldos en las urnas y a los que había que socorrer. 

Y continúan entre otros y otras, Díaz (la de los besuqueos y sobeos faciales) y Calviño a la espera de hacer valer en Europa su moderación y sus conocimientos bancarios. 

Los ciudadanos pueden estar tranquilos y confiados porque, en el nuevo Gobierno, “el ambiente es magnífico”, según Alegría, (la educada portavoz) que añade: “nos sentamos en esa sala hombres y mujeres liderados por un presidente con ganas de trabajar” y además van a honrar la palabra dada.

Un Gobierno en el que privan los historiales brillantes, la excelencia en la gestión, la experiencia en la creación de empresas y de riqueza y de puestos de trabajo. Las personas idóneas con recorrido acreditado en el ramo correspondiente.

Un Gobierno nacido gracias a los buenos sentimientos y deseos que, hacia España, alberga Puigdemont. Un Gobierno que no tendrá problemas con los apesebrados del PSOE, pero en el que los chantajistas le harán pasar un trago a Sánchez y los defenestrados de Podemos a Díaz (la de los besuqueos y sobeos faciales).

Pero Sánchez no tendrá problemas con “el trague” y los nuevos enseguida aprenden a tragar, desde los grandes despachos enmoquetados y a bordo del coche oficial.

 

Ahora es cuando Sánchez va tener, como dijo Rufián, que sudar los votos que le han llevado de nuevo a La Moncloa.

Y los ciudadanos, con balcones a Europa,  a verlos y verlas venir. Aunque son de esperar los mismos despropósitos de los predecesores, agravados por la experiencia de Sánchez. Y ya se sabe que la experiencia es un grado.

La carcajada: “Por mi conciencia y honor… guardar y hacer guardar la Constitución, con lealtad al Rey…”.

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