Del dream team de Johan Cruyff, al drama team del Gobierno de Sánchez
Los ciudadanos pueden estar tranquilos y confiados porque en el nuevo Gobierno “el ambiente es magnífico”, según Alegría, (la educada portavoz) que añade: “nos sentamos en esa sala hombres y mujeres liderados por un presidente con ganas de trabajar” y además van a honrar la palabra dada.
Dicen que Confucio decía que “el noble exhibe una dignidad exenta de arrogancia y el vil una arrogancia exenta de dignidad”. Pues eso.
Ya hay Gobierno. Éramos pocos y parió Sánchez. Y se fueron las belarras, las monteros (las de turismo en Nueva York) y los garzones. Han quedado, entre otros, un Bolaños, más Bolaños que nunca, Montero ¡¡¡uuuhhh!!! (la de la cosa fiscal), Alegría (la educada portavoz) y Marlaska…siempre Marlaska.
Y como, no podía ser de otra manera (que diría un cursi) con su proverbial talante pacífico y mural, Sánchez ha perpetrado un Gobierno de diálogo y concordia, de entendimiento y reconciliación, dispuesto a acoger a todos y a gobernar para todos y, en consecuencia (que diría Sánchez) son ministros Díaz (la de las anestesias) y Puente (el versallesco) además de los correspondientes comunistas, antitaurinos, propalestinos o ex concejalas que han abandonado, por segunda vez a sus votantes pamploneses y pamplonesas; pasando por varios que habían perdido los sueldos en las urnas y a los que había que socorrer.
Y continúan entre otros y otras, Díaz (la de los besuqueos y sobeos faciales) y Calviño a la espera de hacer valer en Europa su moderación y sus conocimientos bancarios.
Los ciudadanos pueden estar tranquilos y confiados porque, en el nuevo Gobierno, “el ambiente es magnífico”, según Alegría, (la educada portavoz) que añade: “nos sentamos en esa sala hombres y mujeres liderados por un presidente con ganas de trabajar” y además van a honrar la palabra dada.
Un Gobierno en el que privan los historiales brillantes, la excelencia en la gestión, la experiencia en la creación de empresas y de riqueza y de puestos de trabajo. Las personas idóneas con recorrido acreditado en el ramo correspondiente.
Un Gobierno nacido gracias a los buenos sentimientos y deseos que, hacia España, alberga Puigdemont. Un Gobierno que no tendrá problemas con los apesebrados del PSOE, pero en el que los chantajistas le harán pasar un trago a Sánchez y los defenestrados de Podemos a Díaz (la de los besuqueos y sobeos faciales).
Pero Sánchez no tendrá problemas con “el trague” y los nuevos enseguida aprenden a tragar, desde los grandes despachos enmoquetados y a bordo del coche oficial.
Ahora es cuando Sánchez va tener, como dijo Rufián, que sudar los votos que le han llevado de nuevo a La Moncloa.
Y los ciudadanos, con balcones a Europa, a verlos y verlas venir. Aunque son de esperar los mismos despropósitos de los predecesores, agravados por la experiencia de Sánchez. Y ya se sabe que la experiencia es un grado.
La carcajada: “Por mi conciencia y honor… guardar y hacer guardar la Constitución, con lealtad al Rey…”.