Los partidos por dentro

Si puede ser normal que en los partidos políticos surjan disensiones internas, que haya distintas formas de ver las cosas aún dentro de las mismas ideologías y que, en épocas electorales, surjan confrontaciones provocadas por los puestos que cada uno pretenda ocupar en las listas, hay otras escaramuzas que ni son tan normales, ni se quedan dentro del ámbito del propio partido.

Afloran con demasiada frecuencia peleas internas que van más allá de las ambiciones de poder y que llegan a repercutir muy negativamente en la marcha del país,

Los llamados barones chocan cada vez más con el aparato del partido porque muchas de las decisiones que se toman ‘desde Madrid’, son consideradas perjudiciales en el ámbito local. Lo que antes eran liderazgos indiscutibles de quienes ocupaban la cúpula, se han tornado en liderazgos blandos, constantemente puestos en tela de juicio, que se sostienen por los resortes de poder que atesoran y pocos automatismos más.

Llo sucedido en el Partido Socialista, con la dimisión de Pedro Sánchez, su batalla con Susana Díaz –que aún dura- y su vuelta al despacho de Ferraz, muy mermado en cuanto a liderazgo se refiere, es todo un ejemplo.

En el Partido Popular –como siempre que vienen mal dadas y vienen mal dadas, se reconozca o no, a pesar de estar en La Moncloa y de que las encuestas auguren a los populares un nuevo triunfo electoral, -Mariano Rajoy está cada vez más más cuestionado, ya sea por la sangría de votos, ya por su gestión –timorata para muchos- en la crisis catalana.

En otras formaciones -Ciudadanos se salva de momento por lo favorable de las encuestas y el éxito de Arrimadas en Cataluña- ocurre lo mismo, aunque la repercusión en la opinión pública sea menor.

Pero lo que interesa y debería preocupar al ciudadano de la calle, son las consecuencias que, esas situaciones, esas peleas o esas controversias internas, tienen en la gestión diaria de quienes nos gobiernan o de quienes ejercen la política de oposición.

Ahora que tanto se habla de regeneración democrática y de reformas, bueno sería que se cambiaran también algunas mentalidades en cuanto a la vida interna de los partidos se refiere.

 
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