Hay políticos tontos que se creen que todos son tontos

Un hombre caminando por la Plaza de la Campana, a 21 de junio de 2022 en Sevilla (Andalucía, España)
Un hombre caminando por la Plaza de la Campana, a 21 de junio de 2022 en Sevilla (Andalucía, España)

Mi portero que es muy leído, recuerda aquello que dicen que dijo Groucho Marx: “Puede parecer un idiota e incluso actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, realmente es un idiota”

Así como hay ladrones que piensan que todos son de su condición, siempre hay políticos tontos que piensan que todos son tontos. 

Y es lo que dice mi portero: ni quiero ir al cine los martes (casualmente día del Consejo de Ministros), ni mucho menos ir todos los martes (casualmente día del Consejo de Ministros) ni quiero limosnas. Lo que quiero es que cuando vaya al cine porque me dé la gana y el día que me dé la gana, pueda pagármelo yo. Y además, mi portero -que es muy radical- dice que no piensa ir al cine hasta que le regalen las palomitas. Y afirma muy cabreado, que si hay alguien que piensa que con pagarle el cine los martes (casualmente día del Consejo de Ministros) le va a convencer para que le haga caso, va de culo. Y asevera que ya solo falta que los martes (casualmente día del Consejo de Ministros) le obliguen a aplaudir las películas/tostón de los tontos subvencionados.

Mi portero dice que los políticos tontos son muy ocurrentes y cada semana se les ocurre algo para intentar demostrar que no son tontos y para engañar a los otros tontos. Porque los políticos tontos siempre se creen los más listos hasta cuando se inventan supermercados baratos o cuando pretenden regular las tareas domésticas por ordenador o cuando recuentan la historia o cuando tienen su ideología en camisetas más bien ceñiditas y con fotos…

Y también tiene comprobado mi portero que, cuando a los políticos tontos les hacen jefes de algo, siempre tienen alrededor otros tontos -o que se hacen los tontos- que los corean, para seguir lucrándose de las cosas de las que gozan los jefes. Mi portero opina que siempre cabe la posibilidad de que los que jalean a los políticos tontos, sean los más listillos y se aprovechen de los que respaldan a los políticos tontos en papelito/papelita secreto/secreta y les permiten seguir siendo jefes.

Esos, los que aplauden “urnalmente” a los políticos tontos, son los que les pagan la barra libre para hacer y para decir y cuando hacen y dicen, es cuando los políticos tontos se vuelven más peligrosos, porque nunca se sabe por dónde van a salir.

Mi portero -que es muy leído- recuerda aquello que dicen que dijo Groucho Marx: “Puede parecer un idiota e incluso actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, realmente es un idiota”

También ha comprobado mi portero que los políticos tontos tienen una cierta tendencia a permanecer, porque viven de lo que les dan entre todos y al final se sacan unos buenos haberes que a los políticos tontos les vienen muy bien. Y es que los políticos tontos siempre están “mu consentíos”, como le decía aquel picador al caballo que había soportado siete cornadas y se negaba a ponerse frente al toro.

Mi portero constata que los políticos tontos siempre sonríen, parecen felices. Y a mi portero le asalta la duda de si los políticos tontos sonríen porque están contentos con lo que hacen y se creen todo lo que dicen o porque son demasiado listos.

 

Y mi portero que, incluso los martes (casualmente día del Consejo de Ministros) es muy de Humphrey Bogart, se aleja -entre la neblina de algún que otro debate- diciendo aquello de… siempre nos quedará un político tonto.

La carcajada: Dice Jacinto la candidata de Podemos a presidir Madrid, en el debate televisivo: “Me han querido traer en Uber, pero yo he preferido venir en transporte público, en taxi”.

Comentarios