¿Presiden los postulados de Irene Montero los desacuerdos de la derecha?

El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante el evento Taleñt 2023, en la Real Fábrica de Tapices, a 21 de junio de 2023, en Madrid (España).
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante el evento Taleñt 2023, en la Real Fábrica de Tapices, a 21 de junio de 2023, en Madrid (España).

No deja de ser extraño, tristemente paradójico y hasta irónico, que el foco de las disensiones, al menos públicas, entre el Partido Popular y VOX, esté precisamente en los planteamientos más queridos y más luchados de Montero.

(Valga el párrafo siguiente, como disculpa del interrogante que titula esta tribuna) En las viejas y añoradas, por irrepetibles, escuelas de periodismo, se enseñaban unas normas mínimas que todo aprendiz de “plumilla” asimilaba y hacía suyas desde el primer curso. Una de ellas era la de que nunca se debía titular con un interrogante. Pero ahora desde las facultades del periodismo actual -cunas de eminentes doctores honoris causa- todo vale y, naturalmente, se permite titular como se quiera, se supone que en aras de una no muy bien definida y asimilada libertad de expresión. 

Disquisiciones aparte, no deja de ser extraño, tristemente paradójico y hasta irónico, que el foco de las disensiones, al menos públicas, entre el Partido Popular y VOX, esté precisamente en los planteamientos más queridos y más luchados de Montero (la de turismo en Nueva York).

Lo de la ley del sí, lo del género, la violencia machista o familiar, eso de LGTB (no tardará en llegar la discusión de si hay que colocar obligatoriamente la bandera arco iris en los ayuntamientos), lo del “trans”, homo o hetero, lo de los orgullos, lo de las que vuelven a casa borrachas o las que necesitan asistente o asistenta para ir a la peluquería, más lo de las familias adjetivadas, constituyen el gran reto que afrontan ambos partidos y el escollo, al parecer único en el que tropiezan los posibles acuerdos de gobierno en ayuntamientos y autonomías -y es de suponer en un futuro Gobierno de España- si los resultados electorales lo permiten.

Cuentan de un humorista alemán en el Múnich de la postguerra, que siempre comenzaba su actuación de la misma forma: “de los que me escuchan, los que hayan sido nazis que levanten la mano”. Por descontado que ningún espectador hacía el menor gesto. Entonces el humorista levantaba los brazos y afirmaba jocoso: “Adolfo, qué solos estábamos tú y yo”.

Algo de eso pasa con Montero (la de turismo en Nueva York) y sus afanes legislativos. Ningún diputado, ningún senador, pocos en Podemos, ningún ministro del Gobierno y mucho menos Sánchez, tuvieron nada qué ver con esas leyes, ni las aprobaron con su voto, ni las jalearon en los medios, ni las aplaudieron en las cámaras. Montero (la de turismo en Nueva York) estaba sola consigo misma.

Y precisamente ahora que todos pretenden alejarse de esas ideas que supuestamente defienden a las mujeres y logran igualarlas a los hombres,  y que sus autores y votantes fingen desconocerlas, llega la derecha española y, como aperitivo de la campaña electoral, las coloca en el centro de sus disensiones, ideológicas o no, y hace de ellas cuestión de gabinete a la hora de pactar acuerdos más que lógicos, normales y algunos imprescindibles si pretende gobernar.

Y mientras se discute si son galgos o son podencos, no se dice nada de los derechos de las mujeres, de la educación para que las nuevas generaciones aprendan lo que es la verdadera igualdad, de la eficacia de la persecución y penalización de los delitos, de la lucha por erradicar la violencia etc. etc.

Y lo peor de todo es que de esas leyes -eminentemente sectarias y con una carga ideológica que solo el tiempo dirá y evaluará el mal que han causado a la sociedad en su conjunto- hacen VOX y Partido Popular objetivos, fines, programas electorales, las sacan a la palestra y una vez más, desconciertan a sus posibles votantes demostrando una incalificable falta de sentido común.

 

La capacidad de autodestrucción de la derecha española, cuando parece que tiene el poder al alcance de la mano, es una de sus características más acusadas, pero llevar a cabo eso del “tiro en el pie” -que dicen los modernos- en función de los planteamientos ideológicos del comunismo más sectario y manipulador y, además, en detrimento del verdadero feminismo y de la absolutamente necesaria lucha por la igualdad de la mujer, colma todas las medidas de la estupidez política, con independencia de los contenidos de esos planteamientos.

¿Es que ni a unos ni a otros se les ocurre nada mejor y más útil para discutir o para pactar en ayuntamientos y autonomías? 

La carcajada: Para Sánchez SU ley del sí es sí, los desmanes que supone, las rebajas de las penas a agresores y violadores y la puesta en libertad de muchos de ellos y el horror que sufrieron y sufren las víctimas, es “algo incómodo para algunos de mis amigos”. 

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