Cábalas de Pablo Iglesias

Pablo Iglesias.
Pablo Iglesias.

Pablo Iglesias está tomando unas decisiones sorprendentes, o al menos para mí. Que deje el Gobierno y renuncie a su acta de diputado para presentarse a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid, no me cuadra, por más que se intente explicar por unos  y otros.

¿Cuáles son las cábalas, las previsiones de Iglesias? Ante el paulatino hundimiento electoral de Podemos, algunos se abonan a que quiere recuperar votos y, en cierto sentido, volver a recuperar el liderazgo indiscutido en Podemos. Su afán de protagonismo siempre ha sido grande, pero Madrid es sólo un objetivo inicial para él.

Aunque gobierne un pacto de izquierdas en Madrid tras el 4M, en absoluto me cuadra que él sea presidente de ese Gobierno. Por mucho que se recupere Podemos, no parece posible que supere a Más Madrid ni al PSOE, y en una hipotética alianza él no sería presidente. Ángel Gabilondo, el candidato del PSOE, ha descartado expresamente contar con Podemos, aunque también es cierto que Pedro Sánchez lo descartó para formar Gobierno, y ahí está Podemos.

No me explico cómo se ofrece a presentarse conjuntamente con Más Madrid, después de todas las disputas  y enfrentamientos con Íñigo Errejón, obteniendo Podemos un tercio de diputados que Más Madrid en las últimas autonómicas. Y si lograran un acuerdo de ir juntos – que para mí sonó como un imposible, tal vez para escenificar un intento de unir la izquierda -, se sabe que Pablo Iglesias no admite ser segundo, por lo que Más Madrid no aceptaría que Iglesias liderara esa coalición electoral.  Más Madrid dijo que no a esa opción de ir junto con Podemos.

Pablo Iglesias, con su chalé de Galapagar, desencantó a muchos de sus votantes, indignados por la crisis económica y laboral. No había mejor tumba para su carta de presentación en su cacareada nueva política, desterrar las poltronas y estar junto a los sufridos ciudadanos a causa de la crisis. Y para colmo mete en el Gobierno a Irene Montero.

No se sabe bien a quién hace caso Pablo Iglesias. Todo parece indicar que es a él mismo, a sus cábalas o intuiciones. Si la política es una partida de ajedrez en que hay que ver siempre dos o tres jugadas por delante de la que se inicia, me parece que algunos análisis de los movimientos de Pablo Iglesias se quedan en el primer movimiento de ficha.

Diversas encuestas pronostican que Ayuso podrá gobernar con el apoyo de Vox. Tampoco me cuadra que Pablo Iglesias ataque a Isabel Díaz Ayuso diciendo que es probable que acabe en prisión. Sería interesante hacer una encuesta a ver si los españoles piensan qué es más probable: que acabe en prisión Pablo Iglesias o Isabel Díaz Ayuso. Ha de medir más las afirmaciones. Su agresividad puede generar rechazo, desdén, sorna o desprecio en sentido estricto.

La explicación de que Pablo Iglesias se aburría en el Gobierno, que estaba sin saber cómo moverse, descolocado, tampoco me acaba de cuadrar. Desde luego, su grave omisión de olvidar las residencias durante la pandemia está grabada en millones de españoles. Depende de las ganas de trabajar que tenga Iglesias, pero es evidente que el Ministerio de Asuntos Sociales ofrece muchas oportunidades para trabajar. Se ha comprobado que sólo lo quería para aparentar su inquietud social. Le va más la agitación que trabajar en algo serio con constancia.

Puede ser que Iglesias esté convencido de que Pedro Sánchez va a adelantar las elecciones  generales pronto, en otoño, y que busca otro socio distinto a Podemos para gobernar, en concreto Ciudadanos. Al ver el hundimiento de Ciudadanos y del propio Podemos, Iglesias busca recuperar votos y ser socio necesario del PSOE de Pedro Sánchez para seguir gobernando, esperando volver al Gobierno dentro de unos meses.

 

Sólo me cuadra esta opción: Pablo Iglesias busca volver a gobernar con Pedro Sánchez, con renovado poder, acreditando una recuperación electoral de Podemos en Madrid, y luego en sus cálculos en unas próximas elecciones generales. Es decir, se ha ido para volver reforzado. Y si la izquierda necesita los diputados obtenidos por Podemos el 4M, atentos a lo que puede pedir a Pedro Sánchez el imprevisible Pablo Iglesias, todo un ajedrecista.

No es un adiós a Pedro Sánchez, sino un hasta luego. Reactivar Podemos para volver a un Gobierno con Pedro Sánchez. Una apuesta arriesgada la que ha hecho. Veremos.

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