Mobile final. Transformación de las telecomunicaciones, nacimiento de los integradores de tecnologías de nueva generación

Un robot en el Mobile World Congress.
Un robot en el Mobile World Congress.
  1. Redes, activo de las telecomunicaciones
  2. Quien tiene clientes, gana
  3. Cansancio y hacer negocios
Mobile World Congress de Barcelona (Foto: David Zorrakino / Europa Press).
Mobile World Congress de Barcelona (Foto: David Zorrakino / Europa Press).

Cuando termina una feria o congreso empresarial, suelen generarse dos tipos de sensaciones. Por un lado, los organizadores sacan pecho y hablan del número de asistentes, ponencias y encuentros de negocios. 

En el mundo de la comunicación empresarial todo son siempre alegrías. Los comunicados de prensa exudan éxito a raudales. MWC2023 en Barcelona no es una excepción. 80.000 asistentes, más de 2.000 ponencias y 10.000 encuentros de “networking”. GSMA, patronal de empresas de telecomunicaciones y organizadora del evento, manifiesta su contentamiento. 

Los verdaderos protagonistas del congreso han sido tecnologías que necesitan las redes de telecomunicaciones pero están fuera del ámbito de las telecomunicaciones: Inteligencia Artificial, Cloud Computing, Ciberseguridad, Big Data, Internet de las Cosas, Machine Learning, Metaverso, Web3, NFT, Digital Twins, Industria 4.0 y la propia transformación digital. 

Si quitásemos del MWC2023 todas estas tecnologías, que desarrollan y venden empresas que no pertenecen al sector de las telecomunicaciones, habríamos de dar marcha atrás en el tiempo y encontrarnos el SIMO, en sus años de esplendor, cuando todos los pabellones de IFEMA se llenaban de stands de empresas informáticas, y también de telecomunicaciones. SIMO se volvió irrelevante cuando la computación y la movilidad se unieron, provocando una convergencia de tecnologías que dio paso a la digitalización. 

En esta segunda era, las telecomunicaciones han quedado relegadas a un segundo puesto, porque hablar por teléfono móvil es una actividad parecida a comer o respirar, que se hace sin pensar, y porque las utilidades para empresas, pymes, autónomos, sector público y población general de las tecnologías antes mencionadas, exceden en mucho lo que proveen de por sí, las solas telecomunicaciones. 

Redes, activo de las telecomunicaciones

La ventaja de las operadoras de telecomunicaciones es que tienen un activo único, las redes, sobre las que corren el resto de tecnologías. Por eso GSMA, patronal de empresas de telecomunicaciones lanzó su iniciativa “GSMA Open Gateway”, cuyo objetivo es sacar rendimiento económico a las redes por parte de aquellos que las usan sin pagar: las empresas de internet, Big Tech, y el ecosistema de miles de compañías tecnológicas altamente especializadas. “GSMA Open Gateway” es el intento de las compañías de telecomunicaciones, como quien se agarra a un clavo ardiendo para no caer al vacío, de poner precio a sus activos.

Ya vimos ayer la respuesta de uno de los jugadores más importantes de Internet, con cloud y contenidos, Netflix, cuyo co-CEO dijo que su empresa no está dispuesta a pagar por las redes. 

Y es que, si hiciéramos una encuesta sobre lo que aprecia la población general de la oferta de las operadoras de telecomunicaciones, el resultado sería el siguiente: la sociedad quiere acceso a internet de alta velocidad; quiere acceder a contenidos de todo tipo y formato, en cualquier lugar; para ello, está dispuesta a comprar el último modelo de smartphone, con tal que tenga cientos o miles de aplicaciones “mundanas” (videojuegos, redes sociales, fotografías y videos, correo electrónico, e-commerce, noticias y acceso a medios de comunicación, creación de contenidos propios, geolocalización, asistente de voz y mil cosas más).

Por no hablar de las herramientas de productividad que, sean de Apple, Google o Microsoft, permiten al personal trabajar, no digo ya en remoto, sino de manera subrogada con un avatar que le sustituye en reuniones virtuales en el metaverso o a través de Teams, Zoom, Webex, etc. Como escribe el super experto en Inteligencia Artificial mundial Kai-Fu Lee, en su reciente obra “AI 2041”: “Tu smartphone tiene millones de veces más capacidad de procesamiento que los ordenadores de la NASA que llevaron al hombre a la luna en 1969”. 

 

Quien tiene clientes, gana

En días pasados, en Confidencial Digital hemos nombrado a las más importantes empresas que componen el ecosistema digital, en no menos de una veintena de sectores tecnológicos. Por tanto, no vamos a repetirlos ahora. La cuestión es que las telecomunicaciones tienen miedo a caer en la irrelevancia. Apple vale en bolsa casi tres trillones de dólares (tres veces el PIB de España), y le siguen Microsoft y Alphabet (Google), que valen por encima de los dos trillones. ¿Cuánto valen en bolsa las compañías de telecomunicaciones hoy? De media, su “market cap” oscila entre los 30.000 y los 50.000 millones de dólares, en el mejor de los casos. No hay comparación posible entre un Apple y Orange; entre Microsoft y Vodafone; entre Google y Deustche Telekom. 

En Estados Unidos, las empresas de telecomunicaciones vieron venir este cambio de guardia hace tiempo y, muchas se convirtieron en integradores de tecnologías de nueva generación o “supermercados digitales”, que aúnan la oferta de cientos de empresas digitales y la hacen llegar total o parcialmente a sus clientes como mediadores. 

“Quien tiene clientes, gana”. Y las empresas de telecomunicaciones tienen muchos clientes. La población general, con el móvil, el acceso a internet, el fútbol y las series de televisión, se da con un canto en los dientes. Pero las pymes, que son la inmensa mayoría del tejido empresarial de Occidente, se volverían locas si tuvieran que buscar proveedores distintos para Big Data, Ciberseguridad, Conectividad, etc. Las operadoras de telecomunicaciones crean unidades de negocio, que proveen todos estos servicios, como si de una ventanilla única se tratara. Explotar al máximo estas capacidades puede ser más rentable y exitoso que conseguir que los grandes de Internet paguen a las operadoras por el uso de las redes. Y, si no, al tiempo.

Cansancio y hacer negocios

La segunda sensación de los que organizan un congreso como el MWC2023 y de los que asisten, es el cansancio. En televisión, en Internet, vemos la parte bonita de las presentaciones de los grandes jefes -están un ratito y luego se marchan-, o las puramente anecdóticas demostraciones de robots, metaversos, videojuegos e inteligencias artificiales de andar por casa. El que se queda “guardando el fuerte”, el stand y el que mochila en hombro, se recorre los pabellones a falta de algo mejor que hacer, acaba, en ambos casos, agotado. 

Escribió Homero en “La Ilíada” que “la guerra consiste en hombres viejos mandando a la muerte a hombres jóvenes”. Sería interesante saber cuántas de esas reuniones de networking empresarial han dado lugar a contratos, a verdadero negocio. 

Porque, no se llame a engaño el personal: aunque se diga -en este y en todo foro empresarial- que el objetivo es “hacer un mundo mejor” (y se despide a cientos de empleados que vivirán peor), la realidad es que todo este menester va de negocio: hacer negocios. Y, oiga, nada que objetar, porque sin negocio no puede haber ocio (Primum vivere deinde philosophare). Pero es mejor decirlo y no llevarse a engaño, que deriva en cinismo, cuando dicen ofrecer felicidad y, en el fondo, quieren vendernos un producto. Aunque sea un detergente. O un smartphone, pero, producto.

Mobile World Congress de Barcelona.

Comentarios