La ciudadana De la Vega

Tras oír a la Vicepresidenta del Gobierno, hablar sobre la prohibición de acogerse a la objeción de conciencia, para evitar ser adoctrinados por la asignatura Educación para la Ciudadanía, los ciudadanos (valga la repetición) nos hemos quedado de piedra.

Hasta el momento, pensábamos que estábamos en un país democrático, donde se respetaban los derechos humanos, y por tanto la objeción de conciencia formaba parte de los derechos ciudadanos, pero esta señora, siguiendo las directrices de su jefe, se pasa por el forro de su abrigo el apartado 3 del artículo 26 de los Derechos Humanos: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

Si la señora de la Vega quiere adoctrinar a sus hijos (por cierto, no sé si los tiene), que lo haga, pero por favor, que deje en paz a los hijos de los demás, pues son los padres los primeros y principales responsables de la educación de sus hijos.

Esto que resulta tan fácil de entender a las personas, es imposible para los que propugnan regímenes totalitarios.

 

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