Cómo pasar a la historia

No se han apagado los ecos de la última beatificación de los mártires españoles y el Gobierno catalán ya está preparando la siguiente hornada. Es cierto, a los católicos del s. XXI no se les cortará la lengua, ni se les arrancarán los ojos, ni se les crucificará en las avenidas como antaño (¡qué desagradable!).

Hoy la persecución que se prepara será incruenta pero dirigida a dificultar al máximo la práctica católica. La Generalidad de Cataluña prepara una LEY DE ACTIVIDADES RELIGIOSAS que exigirá una licencia para la reunión con fines religiosos a criterio subjetivo del Ayuntamiento correspondiente. Éste podrá cerrar parroquias, denegar la apertura de otras nuevas u obligarlas a someterse a unas directrices políticas determinadas a cambio de dicho permiso que también podrá retirarse en el caso de que no contribuya a las mismas un porcentaje suficiente de la población circundante. Romerías y procesiones callejeras pasarán a ser delictivas si carecen de permiso.

El Sr. Carod Rovira y su séquito quieren engrosar la lista de perseguidores de Cristo. Quizá sea la única manera con que cuentan para que la historia les recuerde. 

 

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