Politica enfermiza

A lo mejor también le ha vuelto loco a Putin la pandemia. Aquí tenemos varios casos de locura en la gestión política, como la prolongación ilegal del estado de alarma, o pensar que la compra de unas mascarillas supernecesarias, en realidad sirviera para acrecentar un fondo de dinero paralelo que beneficiaría los anhelos políticos de la presidenta de Madrid.

Este modo enfermizo de entender la realidad surge probablemente del miedo, casi pánico, a no estar a la altura de la pandemia frente a posibles necesidades de los demás, votantes o no. En realidad, no hemos sabido las consecuencias que traería ese bichito chino, hasta mucho tiempo después. Incluso ahora todavía no lo sabemos bien. 

La pandemia ha puesto de relieve que no podemos controlarlo todo, que somos débiles y poca cosa, y más todavía si, encima, no nos fiamos de los demás y pretendemos solucionarlo todo por nosotros mismos, con nuestras ideas sobre cómo resolver todo lo que acontece.

El posvirus, si llega algún día, va a cambiar radicalmente el modo  de pensar en lo qué estamos haciendo de verdad, cuando nos ponemos a hacer algo que afecta  a los demás. Lo cual estará muy bien, si llega.