ETA se ríe de Zapatero

El último coche-bomba colocado por ETA en Madrid en un lugar tan simbólico como el futuro estadio olímpico de “La Peineta” y la investidura de Ibarretxe como lehendakari gracias a los votos prestados de la lista apoyada por ETA-Batasuna, son los dos últimos “regalos” que la banda terrorista le ha hecho al Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y una forma de responder a sus continuos mensajes de que está dispuesto a negociar con ella si deja las armas.

Cuesta mucho aceptar cómo el desorden, la desorientación,  la falta de principios que ha introducido Zapatero en todo lo que afecta a la lucha antiterrorista está produciendo en muy poco tiempo unos resultados realmente nefastos.

La enumeración de los hechos acaecidos en los últimos meses es realmente ilustrativa para fundamentar la afirmación anterior. En primer lugar, Zapatero es el principal responsable de que el Pacto Antiterrorista firmado por su partido y el PP en diciembre del 2000 esté prácticamente muerto. Un Pacto que fue muy eficaz en la lucha antiterrorista como la propia ETA ha reconocido en diversas ocasiones. El Presidente del Gobierno ha renunciado a derrotar a ETA tal y cómo se recoge en el Pacto y ha cambiado ese concepto por el de negociación. Todo un avance...

Zapatero es el primer Presidente del Gobierno que consigue ponerse enfrente de él a las víctimas del terrorismo, lo cual ya es para nota. No solamente no ha querido hacer caso del mensaje que surcó las calles de Madrid en la manifestación convocada por la AVT el pasado 4 de junio, sino que en la reunión que mantuvo con una representación de dicha Asociación, encabezada por su Presidente, Francisco José Alcaraz,  el pasado día 21 en el Palacio de la Moncloa, tuvo el valor de pedirles que confiaran en él, porque tenía datos e informaciones que no les podía revelar, pero que avalaban sus intentos negociadores con ETA.

Y uno se pregunta, por qué si Zapatero en un café de amiguetes, entre los que estaban el filósofo Fernando Savater o el periodista de Canal +, José María Calleja, al parecer si les da algunos de esos datos que les hicieron salir de esa reunión defendiendo al Presidente del Gobierno, no hace lo mismo y con más motivo con las víctimas del terrorismo.

Según se han encargado de contar fuentes próximas a Zapatero, éste se ha sentido engañado por Ibarretxe al aceptar haber sido investido lehendakari con dos votos prestados del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), la lista apoyada por ETA-Batasuna. ¿Qué esperaba el inquilino de la Moncloa?. ¿Qué fuerza moral tiene para pedirle a Ibarretxe que renuncie a esos votos, cuando ha sido él quien permitió la presencia de esa lista “tapadera” de Batasuna, para evitar que la coalición nacionalista del PNV-EA tuviese la mayoría absoluta?.

Mientras todas estas cosas suceden, ETA a lo suyo: lo mismo hace público un comunicado en el que anuncia que no está dispuesta a dejar las armas y que exige el derecho de autodeterminación, a declarar una tregua sólo para los cargos electos del PP y del PSOE, que dicho sea de paso, ha tenido una falta de respuesta que raya lo inmoral por parte de la clase política de este País.

Y, por supuesto, la banda terrorista sigue demostrando su capacidad operativa, colocando el tercer coche bomba en lo que va de año en Madrid, lo que también constituye un examen para la eficacia de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, a los que hay que exigirles resultados, como en tantas otras ocasiones han tenido.

Si Zapatero no rectifica urgentemente su política antiterrorista, y no hay signos de que lo vaya a hacer, ETA seguirá abusando de él, le maltratará. Lo malo es que no lo hará sólo con el Presidente del Gobierno, sino de paso, con todos los españoles de bien que asisten atónitos a cómo un gobernante presa de unos inusitados delirios de grandeza, de unos deseos irrefrenables de pasar a la historia de nuestro País como el “pacificador”, está arrojando por la borda tantos avances, tantas conquistas, tantas metas, que la sociedad española en su conjunto había conseguido en los últimos años en una lucha desigual con una banda terrorista que ha causado tanto dolor y tanta miseria.

 
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