Josema y Flo

Hacer reír es bastante más difícil que hacer llorar. Prueben con un bebé, por ejemplo. Échense al suelo, imiten a un pato mareado, gateen con una pierna levantada, imiten a Milikito, o hagan la tontería que se les ocurra: los pucheros y llantos están asegurados. En literatura, arrancar una carcajada al lector siempre me ha parecido una meta casi inalcanzable. La sonrisa, puede ser. El guiño nervioso de un ojo, tal vez. Un sonido gutural inclasificable, quizá. La carcajada, sin embargo, se vende a precio muy alto.

La televisión facilita mucho todo esto de provocar la risa. Aún así, a lo largo de la historia del humor televisado en España, pocos han conseguido el reconocimiento masivo del público. Pese a que lo del humor es algo subjetivo, hay cierta unanimidad sobre los grandes humoristas españoles. En la cima, la gran mayoría sitúan a Tip y Coll. También se recuerda frecuentemente a Gila, e incluso a Eugenio y sus chistes. A partir de los 80 y 90 –e incluso hasta hoy- es inevitable hablar de Martes y Trece. En los últimos años fueron Cruz y Raya los que lograron los mayores éxitos de audiencia. Hay más, pero no es mi intención citarlos a todos.

De un tiempo a esta parte el humor español se ha visto contaminado por la inextinguible plaga de los monologuistas. En cierto sentido, El Club de la Comedia –a priori, una idea genial- ha terminado siendo al humor lo que Operación Triunfo a la música. Una fábrica de humoristas “geniales” que tocan siempre las mismas teclas de lo cómico, que en ocasiones son simples actores –sin ningún talento especial para el humor-, que caen una y otra vez en los mismos gestos, en las mismas estructuras, en las mismas expresiones. Una legión de actores que han querido llenar con un buen guión de humor sus carencias para la interpretación. El resultado es, sin duda, efectivo en algunos casos, pero no convencerá fácilmente a los amantes del humor de Tip y Coll o de Martes y Trece. En ellos encontrábamos un humor más libre, más original, más abierto y, por supuesto, infinitamente más imprevisible. El chiste es gracioso porque no se espera. Por eso los chistes no suelen tener gracia cuando nos los cuentan por segunda vez. Con los “shows” de humor sucede algo parecido. La mayoría de los monologuistas españoles –pásense por YouTube porque hay cientos de clones- de los últimos años son demasiado previsibles. Las excepciones coinciden exactamente con el talento personal, al margen de la modalidad de humor que empleen: Emilio Aragón, Quique Sanfrancisco, Andreu Buenafuente, Flo y algunos otros que se han dejado caer por los monólogos, sin dejar de ser humoristas de talento.

Escribo todas estas reflexiones porque me sorprendió positivamente la aparición de Josema Yuste y Flo en pantalla esta Nochebuena. Tan sólo he podido rescatar en Internet cinco o seis fragmentos del programa especial navideño, pero ya he decidido que trataré de seguirles la pista en ese espacio conjunto que comenzarán próximamente en TVE. Dos minutos de diálogo entre ellos frente a la pantalla fueron suficientes como para hacerme sospechar que estamos ante el nacimiento de una nueva pareja humorística de éxito. En solitario, Josema Yuste rozó lo más alto con Martes y Trece. Flo, por su parte, demostró en “El Show de Flo” que no es uno más de esos “actores del humor” de los que les hablaba antes, sino un gran humorista con talento, hecho de una madera especial. Josema y Flo no quieren ni hablar de formar una pareja humorística, en parte para evitar las comparaciones con Martes y Trece, pero algo me dice que terminarán siéndolo y también reconociéndolo.

Los que nos hemos reído horas y horas con Martes y Trece nunca hemos aceptado del todo la separación de Josema y Millán. Flo ha recordado estos días que Martes y Trece eran también sus ídolos. Pese a todo, hay que resistirse a la absurda comparación entre Millán y Flo, porque sería tanto como intentar comparar a Coll con Gila. El talento es así: exclusivo e incomparable. Lo demás es guión, más o menos acertado.

Josema y Flo son, a su manera, dos caras de una moneda, como lo fueron la mayoría de las grandes parejas de humor de nuestro país. Habían demostrado su buena sintonía en el teatro y ahora lo han hecho también en televisión. Se han declarado amantes del humor familiar y respetuoso, sin renunciar a la parodia, a la exaltación del absurdo o a la crítica social más divertida. Además de la evidente influencia de Martes y Trece han reconocido a Tip y Coll como los grandes magos del humor español. Ojalá se confirmen mis sospechas y el nuevo programa de Josema y Flo en TVE esté a la altura esperada. Con este 2009 tan triste que nos espera, lo mejor que le puede pasar a España es que nazca en televisión una buena pareja de humoristas de los buenos, de los de siempre, de los que dejan huella.

 
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