Nervios en la progresía

Lo que vulgarmente y tópicamente se entiende por “progresía” está un poquito nerviosa con la marcha del mal llamado “proceso de paz”. Basten tres botones de muestra para fundamentar la afirmación que da pié al título de este artículo: por un lado, las actrices que nunca han estado en una manifestación al lado de las víctimas del terrorismo y que ahora no tienen otra ocurrencia que repartir rosas blancas a las puertas del Congreso de los Diputados para celebrar los días 24 de cada mes el “alto el fuego permanente” de ETA. En segundo lugar, el “oráculo” de la televisión de PRISA, Iñaki Gabilondo, mostrándose partidario y sin ponerse colorado ante la cámara, de que la Audiencia Nacional afloje, en pro de la buena marcha del “proceso de paz”, su actuación sobre Otegui y otros dirigentes de Batasuna. Y en tercer lugar, el periódico “independiente” de la mañana, manipulando de forma descarada, al publicar el pasado viernes en primera página que el juez Grande-Marlaska y el fiscal de la Audiencia Nacional no encontraban indicios de delito para pedir la prisión de Otegui cuando acuda a la Audiencia el miércoles que viene. ¡Que mala suerte la de El País!, porque el día que publicaba esa “desinformación”, el propio juez ampliaba la imputación a Otegui y a otros miembros de Batasuna por amenaza terrorista.   Una gran parte de la izquierda de este País, no del periódico sino de España, justificó durante muchos años el terrorismo de ETA. No me refiero exclusivamente a aquellos que mostraron su satisfacción cuando la banda terrorista asesinó a Carrero Blanco en diciembre de 1973. Posteriormente, muerto Franco, algunos siguieron con esa actitud. Incluso en la década de los años 80 y hasta bien entrados los 90, esos mismos “progres” defendían que con el terrorismo de ETA no se podía acabar sólo con medidas policiales y abogaban también por medidas políticas. Algunos, hay que reconocerlo, entre los que destaca el ya citado Gabilondo, reconocieron su error en alimentar ese falso debate de medidas políticas/policiales, cuando la política antiterrorista llevada a cabo por los Gobiernos de Aznar demostró que si se podía acabar con ETA con medidas policiales y con la aplicación estricta de la ley.   Parece que no aprenden de sus errores del pasado o es que quizás su sectarismo ideológico les impide aplicar un poquito de sentido común. Porque, por ejemplo, ¿qué fuerza moral tienen las y demás integrantes de la “camarilla”, que nunca han estado al lado de las víctimas del terrorismo Pilar Bardem, Charo López, Ana Belén, para montar ahora el “numerito” de las rosas blancas por la paz?. ¿Qué tienen que enseñarnos esas personas al resto de los españoles que sí hemos estado siempre en las manifestaciones contra ETA y con las víctimas? Desde luego, antes que ninguna de las actrices citadas, uno se queda con la dignidad y la fortaleza moral de otras mujeres; por ejemplo: me quedo ¡pero sin ninguna duda!, con Mari Mar Blanco, con Conchita Martín, con Ana María Vidal Abarca, con Pilar Elías, con Maite Pagazaurtundua, con Mapi Heras de Múgica, todas ellas víctimas del terrorismo. Y las actrices “progres” que se vayan a montar el circo a otra parte.   Lo de Gabilondo pidiendo el pasado viernes desde su “púlpito” televisivo de la Cuatro -¡que aburridas homilías Iñaki dedicas cada noche a tus escasos telespectadores- que la Audiencia Nacional debería aflojar su presión sobre Batasuna, es de una frivolidad insultante. Pero es lo mismo de siempre en ese campo de la “progresía”: cuando no se tienen claros los principios, los valores y las convicciones, todo es relativo y por lo tanto, si hay que acomodar la acción de la justicia a las circunstancias, pues se acomoda y no pasa nada. ¿Pediría lo mismo Iñaki para los violadores?, ¿o para los maridos que maltratan a su mujer?   Y para cerrar las “perlas” progres de la semana, la burda manipulación del diario de Polanco, intentando condicionar la voluntad del juez Grande-Marlaska a través de una falsa información, es ya para nota. Claro, que como la realidad y la vedad es mucho más tozuda que la ficción y la mentira, al día siguiente se tuvieron que comer su propio engaño e informar de que el citado juez ampliaba su imputación a Otegui y a otros líderes de Batasuna con un nuevo delito: el de amenaza terrorista, castigado por cierto en el Código Penal, con penas que oscilan entre diez y quince años de prisión.   ¿Qué pone todo lo anterior de manifiesto? Pues entre otras cosas que algunas personas tienen muy poco sentido del ridículo, porque si todavía lo conservaran, las actrices “progres” repartirían rosas blancas no a la puerta del Congreso de los Diputados, sino que irían a depositarlas a los cementerios de toda España donde están enterradas las víctimas de ETA; Gabilondo reconocería que durante muchos años se ha equivocado en el diagnóstico de la situación del País Vasco y el periódico gubernamental intentaría no seguir derrochando a raudales, el caudal de prestigio que durante años le convirtió en un periódico serio y riguroso.       Perdamos toda esperanza de que rectifiquen porque es sabido que uno de los rasgos más característicos de estos “progres” es su soberbia intelectual que les lleva a creerse que por ser supuestamente “progres” son seres superiores a los demás, a los que pueden ir dando lecciones de su “pseudomoral” todos los días. Lo dicho, les falta mucho sentido del ridículo y algo de decencia moral y profesional.

 
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