La ‘rave’

Elena Salgado dice que se va orgullosa de “haber servido” a su país. Qué graciosa. Alguien debería explicarle que se va precisamente porque no ha servido. Lo mismo puede decirse del resto del Gobierno que la semana pasada afrontó su última sesión de control en el Congreso. Incluido Rubalcaba, que se fue, y se va, pero vuelve para seguir. Un lío. Como todo lo que toca. Desde El Faisán hasta el 11-M. Rubalcaba siempre pasa por las cloacas del Estado como si fuera un bote de humo. Confundiéndolo todo. Deformando la realidad.

Llega ahora el candidato socialista con su colección de vídeos a demostrarnos que las cosas están electoralmente como en 1996. Sólo queda una salida: ¡ que viene la derecha! El dóberman. La frase de guerra. Y de Guerra. La de siempre. Adaptada al siglo XXI -un siglo tecnológicamente propenso a la expansión de la demagogia- suena así: que viene la derecha con los recortes. Y, oigan, me gusta. No les voy a mentir.

Me fascina que los ‘trolls’ de Rubalcaba llenen las redes sociales amenazando con la llegada de la derecha de Rajoy y sus recortes. El facherío y tal. Es un vano intento por distraer la atención de la gente y disimilar que la situación que dejan en España es incalificable. Todo adjetivo se queda corto. El gobierno de Zapatero se ha comportado como ese adolescente al que papá y mamá han dejado solo en casa durante un fin de semana, y ha organizado la fiesta del siglo, repartiendo litros de alcohol entre sus amigos, quemando las alfombras, rompiendo los baños, y prendiendo fuego a la cocina. Todo muy divertido, hasta que regresan papá y mamá y se acaba la fiesta. Después alguien tiene que pagar los daños. Precisando más: los socialistas han montado una ‘rave’ de casi ochos años en España, y ahora pretenden que se haga cargo de los múltiples daños Rajoy, que durante todo este tiempo ha estado en la oposición, golpeando a Zapatero con la política del sentido común semana tras semana.

El saliente es, en definitiva, un gobierno socialista. Es decir, hecho por y para el Estado, no para el individuo. Un gobierno donde los votantes bailan y danzan al ritmo de la ‘rave’, hasta que se dan cuenta de que se la han vuelto a jugar: que les han robado la cartera otra vez. Y con la cartera, un buen pedazo de libertad. Entonces la juerga se desvanece. Llega la resaca. Café con sal para todos. Histeria colectiva. Paro masivo. La crisis social, institucional, económica. El pabellón psiquiátrico de las autonomías, entregadas a la más absoluta locura. La autodestrucción.

En estas circunstancias, resulta sorprendente que el mismo gobierno socialista que aprobó los recortes sociales más grandes de la historia de la democracia, finja ahora estar escandalizado con las medidas de austeridad de Cospedal. En el fondo, todo el mundo está deseando que lleguen ya esos malditos recortes. Se impone una larga etapa de responsabilidad económica antes del abismo. España no tiene alternativa. No es un asunto político. Es un asunto de vida o muerte.

Dice José Blanco que el Partido Popular, allí donde gobierna desde hace pocos meses, ya ha sacado 'la motosierra'. De acuerdo, señor ministro. Pero al menos es un instrumento de trabajo. Otros sólo saben sacar el cazo. Por eso celebro que el PSOE insista en la llegada de los recortes. Es más. A ver si es verdad. A ver si es cierto que viene de una vez eso que Aznar bautizó como el centro-derecha y no se avergüenza de ganar las elecciones. A ver si saca la famosa motosierra y corta de raíz todos los focos de despilfarro socialista que se ocultan en cada pliegue del BOE. Al fin y al cabo, si los votantes amenazan con darle la mayoría absoluta a Mariano Rajoy es porque quieren ver en La Moncloa a un tipo que gestione los grandes asuntos de este país como si fuera una gran familia, y no como si fuera un club de alterne.

 
Comentarios