“Es el que hace todo”. Ramón Jáuregui, y no José Antonio Alonso, se ha convertido en el verdadero negociador y representante del PSOE en el Congreso

Es él quien, últimamente, protagoniza en primera persona los contactos, negociaciones y pactos, tan necesarios para mantener la frágil mayoría parlamentaria surgida de las elecciones generales de 2008. Todos los días se le ve de un lado para otro, hablando con unos y con otros, acordando enmiendas y negociando apoyos.

Lo que está ocurriendo es la constatación de que la elección de José Antonio Alonso para conducir la minoría socialista en el Congreso ha sido un error, a pesar de que contara, lógicamente, con todos los apoyos de su amigo, y compañero de pupitre en León, José Luis Rodríguez Zapatero.

Mientras Jáuregui se pasa los días por los pasillos, charlando con todos y acordando mayorías, a José Antonio ni se le ve. Algunos miembros del Grupo Socialista intentan justificarle diciendo que Alonso “trabaja desde el despacho”. Algo que en un Congreso como el español es imposible.

La falta de experiencia parlamentaria, su dificultad para la negociación, un carácter gris y soso, han acabado por aparcar a José Antonio Alonso, de quien ahora vuelve a hablarse como uno de los nuevos ministros en la remodelación que medita Zapatero.

Por si fuera poco, tampoco logra comunicar bien. Los periodistas parlamentarios se quejan de que sus ruedas de prensa son mortecinas, y de que en sus comparecencias resulta difícil sacarle algún titular interesante.