El PSOE empieza a pedir la cabeza de Elena Salgado: no tiene la credibilidad y solvencia que exige la crisis. Se busca un ‘peso pesado’ económico y se mira a Joaquín Almunia

La cabeza de Elena Salgado empieza estar en el aire. Un sector del PSOE, con personas muy influyentes dentro, está poniendo en marcha la idea de que es inevitable relevar a la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, si España quiere recuperar, de una vez por todas, su imagen de solvencia internacional.

El Confidencial Digital ha conocido la existencia de ese movimiento subterráneo, de alto calado, que pretende resolver, de modo definitiva, la mala imagen que sigue teniendo el país fuera de nuestras fronteras, y que, ante la presión de los mercados, provoca, entre otras consecuencias, la continua rebaja en la valoración de la deuda por parte de las agencias de calificación.

Ese sector del PSOE ha puesto en circulación la idea de que Elena Salgado no tiene la imagen, credibilidad y solvencia requeridas. La pregunta que gana fuerza se resume así: “¿Es la vicepresidenta la persona adecuada para  transmitir el mensaje de confianza en el país?

Rubalcaba se está quemando

Se da por descontado que el presidente Zapatero tiene su credibilidad ya muy mermada, pero se empieza a reconocer también que la irrupción de Rubalcaba en primera línea, como principal ‘parachoques’ del Gobierno, ha tenido efecto limitado. Se percibe que el vicepresidente primero se está quemando muy rápidamente.  

A la vista de la situación, la propuesta que se maneja es el cese de la vicepresidenta, como un modo de ofrecer a los mercados una clara señal de determinación.

Según ese análisis, Elena Salgado es percibida por los mercados, desde el punto de vista económico y hasta político, como un ‘peso pluma’. Se halla muy lejos de ser el ‘peso pesado’ que el país necesita en esta crisis. Le falta energía y credibilidad, no transmite la fortaleza y contundencia que exigen las críticas circunstancias que vivimos.

La consecuencia de ese perfil es que no logra convencer a los mercados.  Fuentes que están vinculadas a la maniobra de buscar una alternativa a Elena Salgado explican: “El posible efecto balsámico de sus declaraciones se agosta en muy pocos días. Eso es verificable con el calendario en la mano. Vamos de susto en susto, cada vez tiene que aparecer con más frecuencia en los medios, a remolque del mercado y de las agencias de calificación, y la eficacia de sus apariciones es cada vez menor. Así no llegamos vivos a marzo, sometidos a los continuos sobresaltos que tenemos en los mercados”.

Se busca un peso pesado

El reto es colocar al frente de la economía a una ‘personalidad fuerte’, un peso pesado, que proceda de sector público o del privado, eso da igual. Y el problema es que en estos momentos no encuentran a nadie disponible. No se encuentra el personaje con perfil contundente y sólido que hace falta.

 

Por ese motivo, se vuelve a manejar entre esos sectores del PSOE, incluido el Grupo Parlamentario Socialista, la idea de recuperar “como sea” a Joaquín Almunia para que asuma la cartera de  Economía y Hacienda, con rango de vicepresidencia económica y plenos poderes.

El argumento que explican es: “Si Rubalcaba, con su nuevo papel en el Gobierno, está dando sensación de serenidad y de experiencia, y algo hemos mejorado con él como co-presidente, debería repetirse  la operación con el nombramiento de Almunia, que podría jugar el mismo papel, otro virrey  con el mismo peso, pero en el área económica”. 

Estos sectores señalan que “no hay color entre la personalidad y credibilidad de Salgado y la de Almunia, ni en trayectoria ni en peso específico: son como la noche y el día”. Una bicefalia Rubalcaba-Almunia no parece tan descabellada, y mucho más ahora que Zapatero se ha retirado a un segundo plano y rumia su futuro político.

Si el presidente ya ha asumido el coste de dar un paso atrás, con la incorporación de Rubalcaba, no es tan descabellado colocar ahora una segunda barrera de contención.

Rubalcaba no sirve para la economía

Un dato que manejan, pensando en los mercados, los empresarios, y en la comunidad de los negocios, es que Rubalcaba no serviría para ese intento de enderezar el rumbo económico del país.

“Rubalcaba no transmite credibilidad económica, porque no la tiene. No tiene, ni experiencia,  ni currículo económico. Se necesita un peso pesado, no un peso pluma, como la señora Salgado”, se escucha en los ámbitos a los que ha tenido acceso ECD.

Hay algunas pegas para una operación así, entre otras cosas porque Zapatero ya hizo la apuesta Rubalcaba, con una remodelación del Gobierno a la medida del nuevo vicepresidente, y no ha pasado suficiente tiempo para repetir la jugada  en el área económica. Elena Salgado es una protegida  de Rubalcaba, a la que salvó en la  crisis de Gobierno de octubre, y él mismo debe rectificar sobre la idoneidad de mantenerla o no.

Los barones están detrás

La idea de proceder al relevo de la vicepresidenta y nombrar a alguien de mucho peso específico está siendo manejada por algunos de los barones del PSOE, los que en los últimos meses han hecho oír su voz públicamente, hasta el punto de provocar ellos el último cambio de Gobierno. Dada su influencia, el proyecto acabará llegando a La Moncloa.

La dificultad más seria es que Almunia ha dicho que no a esa posibilidad repetidas veces. Alega dos razones. Primera, que hace poco tiempo que asumió la Comisaría de Competencia, que ahí acumula un poder enorme en el gobierno europeo, y por tanto no lo va a dejar a las primeras de cambio.

Segundo argumento: volver a España en las actuales circunstancias políticas y económicas es un auténtico ‘marrón’, en lo político y en lo personal.

Los que conocen a  Almunia dicen que, para que aceptase, “tendrían que someterle a un tercer grado durísimo. Por ejemplo, que se lo pida directamente Felipe González, o que sea un clamor en el PSOE. O colocarle, a base de presiones, en una situación tan insoportable que no le quede más remedio que decir que sí. Hoy por hoy no se dan las circunstancias.”.

Sin embargo, tal como están las cosas de difíciles para el Gobierno y para el partido, nada es descartable, según los medios a los que ha tenido acceso ECD.

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