La academia de guardias jóvenes tiene problemas de contaminación bioquímica. La familia del subteniente fallecido denunciará a la Guardia Civil por fallos de seguridad

La academia de guardias jóvenes de Valdemoro (Madrid) tiene graves problemas de seguridad. Así lo van a denunciar los familiares del subteniente de la Guardia Civil fallecido el pasado 29 de junio en una explosión en el almacén de los Tedax y de la unidad NRBQ.

Fuentes conocedoras de la situación de las instalaciones explican a El Confidencial Digital que el complejo carece supuestamente de las medidas de seguridad necesarias para poder trabajar allí. Trabajadores de la instalación denuncias las siguientes deficiencias:

-- No se sabe si hay contaminación en el aire. Agentes de la academia explican que desconocen si Sanidad ha llevado a cabo las revisiones correspondientes para determinar si puede haber afectados por productos peligrosos.

-- La unidad de riesgos laborales tampoco ha informado si se han efectuado trabajos de limpieza tras las sucesivas explosiones del fatídico día de finales de junio.

-- Tras estas explosiones, los agentes han tenido que seguir trabajando en oficinas afectadas que, según ellos, están contaminadas medioambientalmente. Allí había productos bioquímicos que ninguna autoridad ha revisado, lamentan.

-- El bar de las instalaciones comenzará a funcionar en los próximos días. De hecho, se ha dado permiso a su personal para que limpie y retire los desperfectos tras las explosiones sin que se hayan mantenido las medidas de seguridad oportunas.

Las fuentes consultadas por ECD explican que la dirección general de la Guardia Civil emitió un informe aludiendo a la “no conveniencia” de entrar en el edificio afectado hasta que Sanidad dé su visto bueno. Y dicha autorización no se ha producido.

La familia del subteniente denunciará

Los familiares del guardia civil fallecido, Francisco Morcillo Noya, de 61 años, fallecido como consecuencia de la explosión se personarán en la causa como acusación particular. Denuncian graves problemas de seguridad en las instalaciones.

A través de un conocido despacho de abogados, la familia advierte que las deficiencias en las instalaciones podrían haber provocado una auténtica masacre: no había salida de emergencia, ni extintores automáticos contra incendios y las bocas de agua no funcionaban (los bomberos tuvieron que extinguir el fuego provocado con agua de una piscina cercana).

 

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