El caos de las salas de asilo del aeropuerto de Barajas apunta a Grande-Marlaska

Chinches, suciedad, fugas y solicitantes de asilo en colchones en el suelo. Este es el panorama en el principal aeropuerto español desde hace meses y va a peor.

Cruz Roja acaba de suspender su labor por las malas condiciones mientras la Justicia revoca la decisión de internar a una parte de los viajeros en el CIE.

Hay 90 mujeres y niños en la sala de asilo, dos están enfermas y han necesitado ayuda del servicio médico del aeropuerto.

Los policías tienen que hacer hoy el trabajo de asistencia de la Cruz Roja, que se ha retirado temporalmente del aeropuerto.

Desde diciembre ya no entraban en la sala, que estaba invadida de chinches. Migraciones asegura que ese acompañamiento se sigue haciendo, e Interior intenta cortar el flujo de migrantes africanos que compran billetes para viajar a Latinoamérica y hacen tránsito en Madrid para pedir asilo aquí.

Negocia visados de tránsito con países como Senegal e investigan Casablanca, punto caliente donde embarcan muchos de ellos.

Lo que parecía un problema menor ha ido engordando como una bola de nieve hasta adquirir la categoría de un desastre que empeora con cada medida improvisada del Ministerio del Interior para parchearlo.

La salas de viajeros inadmitidos y para solicitantes de asilo del Aeropuerto de Barajas, en Madrid, se han convertido en cuestión de meses en espacios insalubres donde permanecen atrapadas y hacinadas –durante más de una semana en muchos casos– hasta 400 personas que quieren solicitar protección internacional en España, según las últimas cifras, del pasado lunes.

La mayoría son ciudadanos africanos, sobre todo de Somalia, aunque en los últimos meses se han sumado senegaleses y marroquíes, además de los perfiles latinos habituales. La llegada de ciudadanos africanos a estos puntos sorprendió a la Policía y las ONG que les dan asistencia legal y psicosocial.

Necesitan un visado para poder embarcar hacia España o a casi cualquier país desarrollado –al contrario de lo que sucede a la inversa–, pero conseguirlo no es ni fácil, ni rápido, ni barato. De hecho es prácticamente imposible para la población africana, y esa es una de las razones por las que crecen exponencialmente las redes dedicadas al tráfico clandestino de personas.

Ante la falta de vías legales, la brecha que aprovechan estas personas para intentar quedarse en Europa y pedir protección internacional sin tener que recurrir a las arriesgadas rutas en patera o cayuco es la de las escalas en Barajas que efectúan sus vuelos.

Los aeropuertos son uno de los puntos donde se puede pedir asilo de forma exprés, mediante el llamado procedimiento en frontera, que no es el cauce habitual. El proceso de registro de la petición y su admisión a trámite o rechazo por parte de la Oficina de Asilo y Refugio (OAR), dependiente de Interior, no debería superar en estos casos los cuatro o cinco días si todo va bien. Aunque las denegaciones pueden recurrirse y ampliar los plazos otros ocho días.

Sin embargo, el retraso actual solo para poder registrar la solicitud es de cuatro o cinco días, lo que está demorando los procesos entre diez y 15 días en los que los solicitantes no pueden abandonar las reducidas salas habilitadas para ello. Están físicamente en España, pero el suelo que pisan aún no es oficialmente español.

Se han vivido picos momentáneos en el pasado con escenas similares, pero el repunte repentino de solicitantes de asilo que aterrizan en Barajas desde el pasado verano ha hecho insostenible la situación, y las ONG que asisten a estos migrantes creen que este cambio de tendencia ha venido para quedarse.

El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska añadió que "desde el primer momento" ha defendido la colaboración institucional como la mejor forma de resolver las incidencias en el aeropuerto madrileño, "que se afrontan con más garantías desde todos los planos y con el esfuerzo y la cooperación de todos los actores implicados".

En su comparecencia en el Congreso de este martes, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, reiteró que existía una instrumentalización de las escalas en el aeropuerto de Madrid-Barajas en vuelos con destino a países que no requieren visado de entrada, y que son utilizadas para tratar de entrar en España de manera irregular.

El pasado 19 de enero, desde Rabat, Grande-Marlaska reconoció un uso "fraudulento" de estas escalas y dijo que estudiaba pedir visados de tránsito al ser preguntado por los vuelos desde Casablanca. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha pedido que se investigue la ruta diaria de Air Royal Maroc desde esta ciudad marroquí, debido a que continúan llegando solicitantes de asilo.

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato