Las claves de su distanciamiento

Rajoy explica por qué no quiere saber nada con la prensa

Confidencias en privado: Yo llegué a La Moncloa sin su ayuda. No hacen ganar elecciones. Todos los presidentes del Gobierno han acabado mal con los periodistas

Mariano Rajoy durante un mitin del PP.
Mariano Rajoy durante un mitin del PP.

La relación de Mariano Rajoy con los medios de comunicación no es precisamente fluida ni cercana. Ha optado por un distanciamiento respecto de los periodistas, los periódicos, las televisiones y las radios, una actitud que contrasta con la que mantenían sus predecesores en La Moncloa. El presidente del Gobierno lo explica: piensa que los medios no ayudan nada y solo dan problemas.


El supuesto presidencialismo de Rajoy no es, desde luego, mediático. Sus entrevistas y apariciones en los medios resultan escasas. La última entrevista concedida a un medio español fue el 6 de mayo, a la Cadena SER y en La Moncloa, y para la anterior hay que remontarse a enero, en Antena 3 con Gloria Lomana.

Confidencias de Rajoy

Ni en los momentos más delicados de su Gobierno, como la publicación de los papeles de Bárcenas, los SMS que envió al ex tesorero del PP, o el verano crítico de 2012, cuando España estuvo a punto de ser intervenida, Rajoy se acercó a los medios de comunicación.

El Confidencial Digital ha podido conocer por qué Mariano Rajoy mantiene esta actitud distante con los medios de comunicación. Se trata de confidencias que el presidente del Gobierno ha realizado estos últimos meses, en ámbitos reservados, que explican la forma de gobernar que ha protagonizado desde que llegó a La Moncloa, hace ya casi tres años.

Por qué no quiere relacionarse con la prensa

El presidente ha explicado a personas de su máxima confianza por qué ha optado por alejarse de los medios de comunicación, y que sean otros miembros de su equipo quienes interactúen con los periodistas y directores.

Mariano Rajoy suele dar en privado estos tres argumentos que explican su actitud:

-- En primer lugar, afirma que los medios sólo traen problemas y muy pocos beneficios. Sostiene que, mediante una relación estrecha con los periódicos y grupos mediáticos, obtendría escasos réditos y demasiados dolores de cabeza. Por eso suele transmitir la idea de que, cuanto más lejos se encuentre de los directores de medios y de los informadores, mucho mejor.

-- En segundo lugar, Rajoy repite que todos los dos presidentes del Gobierno que le precedieron han acabado mal con la prensa. En el caso de José María Aznar, algunos medios le siguen todavía echando en cara, más de diez años después, que fue uno de los promotores de la guerra de Irak, y no dudan en sacar a relucir la famosa foto de las Azores, con Bush Jr. y Blair.

Respecto a José Luis Rodríguez Zapatero, Rajoy comenta que su apuesta por crear un grupo mediático ‘de izquierdas’, nucleado en torno a Mediapro, le salió mal porque cambio se ganó la enemistad del Grupo Prisa, con Juan Luis Cebrián a la cabeza. Y la mala gestión de la crisis económica también acabó por pasarle factura en la prensa.

-- Pero el principal argumento que maneja Mariano Rajoy para mantenerse alejado de los medios es que la prensa no es determinante para ganar unas elecciones. El presidente ha interiorizado que su apuesta debe ser la creación de empleo y que los periódicos no le van a hacer ganar o perder los votos que necesita para la reelección.

 

Rajoy considera, además, que, en su caso, él llegó a La Moncloa sin la ayuda de periódicos, televisiones y radios. Y ahora no ve necesario dar un giro a su relación.

Es más. Según ha confesado en alguna ocasión, el presidente no dedica grandes periodos de tiempo a seguir la prensa del día, al contrario de lo que practicaban sus antecesores. Sí que está informado, pero hay jornadas en los que no tiene tiempo, ni le preocupa, para echar una ojeada a los periódicos de información general.[OBJECT]

En definitiva, para Rajoy la prensa es un foco de problemas y por ello insiste en mantenerse lo más alejado posible. La conexión de alto nivel con los medios se encuentra delegada en el equipo de Soraya Sáenz de Santamaría y en la secretaría de Estado de Comunicación, que dirige Carmen Martínez Castro.

Se siente incómodo en las entrevistas

Las fuentes cercanas a Rajoy explican a ECD que las apariciones del presidente del Gobierno en los medios le generan una evidente incomodidad. No le gustan nada las entrevistas y, además, no las considera necesarias ni importantes.

Por ese motivo, sus citas directas con periódicos, en televisiones y radios, se han recudido de manera exponencial desde que llegó a La Moncloa.

Tampoco se reúne con periodistas

Mariano Rajoy tampoco mantiene reuniones ‘off the record’ con periodistas. Es decir, no convoca en La Moncloa a directores de medios de comunicación, ni a líderes de opinión.

En la época de José María Aznar, numerosos profesionales visitaban el complejo presidencial o se veían en privado con él. Lo mismo ocurrió con José Luis Rodríguez Zapatero, que recibía en su residencia a destacados opinadores y citaba a veteranos periodistas para, entre otras cosas, confesarles algunos secretos.

Rajoy es muy diferente. Prefiere continuar alejado de los medios de comunicación y centrarse en su principal objetivo: que España comience a crear empleo de manera estable, relatan a ECD las fuentes de su entorno más cercano.

El presidente, sin embargo, sí que mantiene contacto, presencial y telefónico, con algún alto directivo de empresas de medios de comunicación, al que pregunta por el sector y también por asuntos de imagen. Pero lo hace a nivel personal y en la más estricta intimidad, sin ninguna publicidad y bajo la condición de que nunca se hará pública esa relación.

Se acabaron las filtraciones en La Moncloa

En alguna ocasión, Rajoy ha presumido en privado de que él nunca ha filtrado información a ningún periodista, una circunstancia que sí se produjo con anteriores inquilinos de La Moncloa.

También ha comentado más de una vez, presumiendo de ello, que es el único presidente del Gobierno que ha conseguido mantener bajo el máximo secreto hasta el final la composición de su Ejecutivo. Ni los propios ministros elegidos lo supieron hasta apenas unas horas antes de su designación.

Le preocupan los grandes medios extranjeros

La verdadera prensa que preocupa seriamente a Rajoy son las grandes cabeceras internacionales: Financial Times o The New York Times. Su inquietud, tal y como ha reconocido las fuentes, es que estos dos referentes mundiales, que leen a diario analistas e inversores, hablen mal de España.

En Moncloa recuerdan un editorial del Financial que provocó un cierto terremoto en la presidencia. Fue el pasado mes de julio y llevaba por título: ‘El venenoso escándalo de la financiación irregular en España’. Las fuentes consultadas aseguran que Rajoy sí que mostró sensación de alarma por su publicación.

Críticas a que no conoce la realidad

Desde que llegó a La Moncloa, Mariano Rajoy ha recibido duras críticas por haberse distanciado de los periodistas y de los medios. El comentario más duro lo realizó Pedro J. Ramírez, antes de ser sustituido de la dirección de El Mundo. En una de sus cartas dominicales, titulada ‘Un gobierno sin país’, escribió las siguientes frases:

-- “Podría ser, pues, hasta saludable que al cabo de 35 años de democracia haya un jefe de Gobierno que se fuma igual de bien su puro si a toda la prensa le va de mal en peor. El único problema es que, por lo que vengo observando, eso mismo le ocurre con las empresas del Ibex y las pymes, con las organizaciones de autónomos, con los intelectuales, con los cineastas, con las academias, con las víctimas del terrorismo, con los rectores de universidad, con las asociaciones de jueces y fiscales, con los agricultores y ganaderos, con los perjudicados por las preferentes, con los sindicatos médicos, con los padres de alumnos, con los defensores del español, con los científicos e investigadores, con los músicos, con las grandes superficies, con el pequeño comercio, con las uniones de consumidores, con los cazadores y pescadores, con los actores, con las casas regionales, con las escuelas de negocios, con los artistas plásticos, con los dueños de bares y restaurantes y con las cofradías de la Semana Santa”.

-- “Nunca ha habido en La Moncloa un gobernante tan distante de todos y de todo, tan alejado de la sociedad civil, tan desentendido de los problemas sectoriales, tan incomunicado de los españoles, tan ajeno a los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa. Ni está en la calle, ni habla con la gente, ni va al teatro, ni organiza cenas interesantes -tampoco aburridas-, ni se implica en debate o controversia alguna. A eso le llama Rajoy su ‘independencia’”.

-- “Para Rajoy hay una única excepción a la regla: su partido. Él sólo depende de los suyos, igual que los suyos sólo dependen de él. Por eso no se reforman las administraciones públicas o la ley electoral, ni se condiciona la recepción de dinero público a la democracia interna, ni se devuelve a los jueces el control del Poder Judicial, ni se depuran responsabilidades por la trama Gürtel y los sobresueldos de Bárcenas, ni siquiera se obliga a dejar el cargo a una ministra a la que los corruptos le pagaban el viaje, el hotel y el coche cada vez que salía de su casita de los confeti”.

-- “Si la forma que tiene Rajoy de ejercer el -ejem- liderazgo estuviera dando resultados, no habría otro remedio que aparcar los ideales regeneracionistas, sacrificar las musas a la eficiencia y guardar un responsable silencio respecto a lo mal que quedan los adornos del salón. Pero lo que vemos por doquier, y lo que se nos augura, indica que tenemos al frente de la nave a un hombre inadecuado para abrirse camino en medio de una tempestad tan dura”.

-- ¿Para qué quería Rajoy una palanca tan difícil de obtener desde el centroderecha si luego no la utiliza ni para reformar el Estado, ni para garantizar los derechos constitucionales de los españoles, ni para meter en vereda a las autonomías, ni para forzar a la UE a cambiar las reglas de un juego que nos tumba?”

-- “La España átona de Rajoy requiere con urgencia de un impulso político que reviva su encefalograma plano”.

-- “Es cierto que, con sus 187 escaños, Rajoy ha contado esta semana, en su merecido descanso de Doñana, con la más estable de las hamacas. Pero muchos de los españoles que aún tienen viviendas ni siquiera han podido pagar este invierno el combustible para calentarlas; y él no parece enterarse de que, a este paso, se mecerá pronto no ya en un ‘Gobierno sin periódicos’, sino directamente en un gobierno sin país”.

Rajoy conoce al detalle la realidad española

Pedro J. criticaba, en resumen, su alejamiento de la calle. Sin embargo, las personas que están cerca de Mariano Rajoy aseguran que se trata de una crítica propia de alguien que no conoce bien al presidente del Gobierno.

Fuentes de ese reducido círculo de amigos personales afirman que Rajoy es la segunda personalidad que mejor conoce la realidad social de España, a pesar de que no se relaciona con periodistas.

El presidente recibe informes diarios sobre los problemas de la sociedad, y conversa, siempre en privado, con expertos que le informan del pulso de la calle.

Estas fuentes afirman que sólo hay una persona que conoce mejor a la población española, el rey Felipe VI, que, por cierto, sí se reúne en privado con periodistas y con otras personalidades relevantes.

Se desvincula de los relevos de Pedro J. y Javier Moreno

Rajoy ha comentado también con su equipo los relevos en las direcciones de El País, El Mundo y La Vanguardia. Desde su entorno aseguran que al presidente “le hace gracia” que se diga que él ha sido quien ha provocado los ceses de Javier Moreno, Pedro J. Ramírez y José Antich.

Las mismas fuentes afirman que, quien diga que Rajoy ha pedido sus despidos, es que no conoce bien al presidente. “No está en eso”, sentencian.

De lo que sí se ha quejado alguna vez ante los suyos es de que los medios de comunicación, especialmente los periódicos nacionales, no suelen llevar a portada las noticias positivas y logros que consigue el Gobierno, sino que, en la mayoría de ocasiones, insisten en publicar titulares negativos.


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