Pueblos con más encanto: Visita Durro en Lleida
La esencia de Durro, encajado en las montañas con su encanto bucólico, ha perdurado a lo largo de los siglos
La esencia de Durro, encajado en las montañas con su encanto bucólico, ha perdurado a lo largo de los siglos. Ubicado a más de 1300 metros de altitud, parece que podemos rozar las nubes. Sus dos templos religiosos son parte de la "Ruta de las Iglesias Románicas del Vall de Boí" y han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
¿Qué ver en Durro?
Silencio y un ambiente de recogimiento.
Al llegar a la bella localidad de Durro, en la Alta Ribagorza, se percibe un silencio y un ambiente de recogimiento. El valle ha protegido la gracia de esta villa casi olvidada, permitiéndonos disfrutar de una fusión casi perfecta entre arquitectura y paisaje.
Callejuelas.
Puedes recorrer sus callejuelas, descubriendo pequeños detalles que, aunque antiguos, siguen impresionando, como los delicados faroles que se iluminan en las noches de neblina o los troncos de madera convertidos en bancos donde puedes detenerte a respirar estas historias.
Casas de piedra envejecida.
Las casas de piedra envejecida con tejados de pizarra y las chimeneas delgadas nos transportan a tiempos remotos. Las estrechas y empinadas calles nos llevan a rincones encantadores.
Iglesia de la Natividad de la Madre de Dios.
Un tesoro del románico lombardo del siglo XII. Destaca su imponente torre-campanario de cinco pisos y el añadido medieval del pórtico que le aporta aún más elegancia. En su interior, de piedra, encontramos la pila bautismal y algunos retablos barrocos. Detrás de la torre se encuentra el pequeño cementerio de Durro, añadiendo un toque mágico a este pueblo de Lleida.
Masías.
Algunas de las antiguas y grandes masías se han convertido en alojamientos rurales para los turistas que desean quedarse unos días. Entre ellos, destacan la Casa Garbot y la Casa Xoquin, ambas reconstruidas, que se encuentran en la Plaza Mayor.
Ayuntamiento.
El Ayuntamiento o Casa de la Vila también es una construcción de gran valor cultural.
Ermita de Sant Quirc.
Otro tesoro que debemos descubrir en Durro es la Ermita de Sant Quirc, construida en el siglo XII. Situada en una cumbre solitaria, parece proteger el pueblo con sus gruesos muros de piedra y su campanario con dos campanas.
La fuente.
Junto a la ermita encontramos una fuente donde podemos refrescarnos mientras disfrutamos de las vistas al valle, a Durro y a Barruera, sumergidos en una gran serenidad.
Rutas de senderismo.
Visitar los encantadores caseríos cercanos o acercarte a las orillas del arroyo Barranco es algo que no te debes perder. En invierno, puedes ir para practicar esquí en las poco conocidas pistas de Boi Taüll, que ofrecen opciones para niños, principiantes y expertos en este deporte.
Festividades.
Las festividades más arraigadas en Durro son las fiestas del fuego o Falles de Durro. Cada junio, los residentes celebran la llegada del verano subiendo hasta la Ermita de Sant Quirc y encendiendo antorchas hechas de troncos de pino. Al llegar al pueblo, arrojan las antorchas al suelo para formar una enorme hoguera, en agradecimiento a las cosechas. Este ritual pagano ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
¿Qué comer?
Para reponer energías, la comida típica incluye carnes asadas o a la parrilla acompañadas de patatas y buen vino o cerveza fría. En otoño, las setas se convierten en un manjar especial.
