El Congreso aprovecha el parón vacacional para restaurar muebles históricos

El rey Felipe VI y Pedro Sánchez firmaron el 29 de mayo el decreto de disolución de las Cortes Generales y de convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio. Se interrumpió así la actividad del Congreso de los Diputados y del Senado, hasta que, el 17 de agosto, se constituyan para la nueva legislatura.

Días después, la Mesa del Congreso puso en marcha una licitación pública para contratar una empresa que se encargue de restaurar ciertas piezas del mobiliario histórico, así como otros elementos decorativos de la Cámara.

El motivo de este contrato es que hay ciertos muebles “que se han deteriorado por su uso y el paso del tiempo”, y que deben ser restaurados “para adecuarlos a la función de alta representación a la que están destinados o para su museización”.

Los trabajos serán de cuatro tipos: ebanistería, tapizado, orfebrería y dorados, y restauraciones mixtas.

El listado de elementos a restaurar es amplio, e incluye mesas, sillas, sofás, consolas de madera, puertas, vitrinas, lámparas... distribuidos por salones, despachos, salas y habitaciones del Palacio de las Cortes y de los edificios anexos en la Carrera de San Jerónimo.

Por ejemplo, se dedicarán 2.800 euros a restaurar el tablero, la base y las patas de la mesa de la antigua sala del Consejo de Ministros.

Los trabajos de ebanistería alcanzarán a cinco sofás de dos plazas, de estilo imperio, ubicados en la antigua sala de recibir de Presidencia y que están tapizados en terciopelo blanco y con bronces aplicados.

El presupuesto base total de estos trabajos supera los 155.000 euros.

El edificio principal del Congreso se inauguró en 1850, y dentro de sus dependencias acoge muebles que en muchos casos superan el siglo de vida.