El Gobierno está quemando al ministro Escrivá para proteger a María Jesús Montero

Félix Bolaños y María Jesús Montero.
Félix Bolaños y María Jesús Montero.

El propio ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, puso por delante, antes de realizar este martes su polémica propuesta, que su apuesta por recentralizar los impuestos para evitar que las autonomías entren en un “despropósito” de competición fiscal a la baja era “meramente personal”.

Pero eso no evitó que el Gobierno se viera obligado a aclarar que el asunto no se encuentra en la mesa del Ejecutivo, ni siquiera como debate teórico. Y los ministros y el PSOE han insistido después en que el criterio en materia de impuestos lo marca la titular de Hacienda, María Jesús Montero.

Sin embargo, El Chivato ha podido escuchar a altos cargos del Gobierno que “el ministro Escrivá no va por libre” en el lanzamiento de estos globos sondas a la opinión pública, nada infrecuentes por cierto.

Explican que la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, está al tanto de la mayoría de los debates que el titular de Seguridad Social va a abrir ante la población, y hasta explican que le anima a decir la verdad que otros no se atreven, a decir siempre lo que piensa porque él no es un político”.

Pero esta vez, según le ha llegado a El Chivato, el motivo concreto de esta salida es proteger a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, recién nombrada también vicesecretaria general del PSOE

Afirman que en el departamento de Montero no tienen un proyecto de ley encima de la mesa para limitar ya la autonomía fiscal de las comunidades autónomas, pero se muestran favorables a esa idea, “bajo el concepto de la armonización fiscal”, conjugando la autonomía fiscal y, al mismo tiempo, evitando agravios comparativos.

Explican incluso que algunas de las propuestas de Escrivá se lanzan también con el conocimiento de Moncloa y del equipo del propio presidente del Gobierno. Cuentan con que “sabe siempre lo que dice, que nunca da puntada sin hilo y, que tras lo que sostiene, a menudo hay un motivo oculto”.

Defienden que Escrivá, por su preparación y experiencia, tiene notables cualidades técnicas, aunque ninguna habilidad política, y que es solo por eso por lo que no mide, no calibra y no atina con sus manifestaciones públicas.

Dicho de otro modo: el equipo económico del Gobierno busca que todo se circunscriba a abrir un debate filosófico sobre cada asunto, excusado en su condición de técnico y no político. Una labor para la que Escrivá se presta. Aseguran que no le importa en absoluto no ser el ministro más popular, ni entre los agentes sociales ni entre los grupos parlamentarios. Y mientras, la ministra queda protegida al tiempo que se valora la reacción de los ciudadanos y expertos.

 

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