Guindilla al neonazi que se coló en la fiesta de Sumar con un arma blanca
"Un cabeza rapada", así definían los testigos de la celebración post-electoral de Sumar, al estrafalario y fornido 'invitado' de 1.80 metros, con un tatuaje del número 88 en el cuello -como clara referencia a la octava letra del abecedario y que responde al saludo nazi por excelencia, Heil Hitler-.
Verdaderamente, no se le esperaba, pero apareció el asistente menos deseado en la fiesta. El sujeto, aparentemente devoto del nazismo, se infiltró en el local de copas donde se encontraban multitud de miembros de la formación progresista con intenciones que, precisamente, distaban mucho de los principios de benevolencia y cordialidad.
Nada más y nada menos que un "neonazi", como lo denominaron los presentes, aprovechó el jolgorio y la muchedumbre para acceder al bar y tratar de atemorizar a altos cargos del partido. Por suerte, no acabó en una escabechina.
El hombre, que llegó de malas formas, se encaró de primeras con el encargado así como diversos asistentes, para posteriormente empuñar un arma punzante y atacar al portero que había acudido a expulsarle. Afortunadamente, el ademán del intruso no encontró destinatario y, lejos de pintar las paredes del establecimiento de sangre, escapó abandonando el arma en su huida.
El episodio, sin embargo, dejó bastante indiferente a la mayoría del público, que con la adrenalina a flor de piel, prosiguió con su velada pese a que el agresor no fuese capturado.
