La nueva anormalidad

Huelga.
Huelga.

Una travesía insoportable que hace reventar la paciencia del país y provocará un estallido social

A todo periodista de opinión, columnista o reflexión pública, le asaltan dudas a la hora de decidir sobre qué tema de actualidad tratar y analizar, con el objetivo de contribuir a la claridad y mejorar cada uno de los asuntos que se afrontan. Pero esta elección en los tiempos que corren no es nada fácil, sobre todo, hacerlo con cierto éxito, ya que los acontecimientos y las noticias suceden de forma abrumadoras, estrepitosas y atropelladas entre sí.

En principio habrá que decidir entre monográfico o genérico. En mi caso creo voy a optar por el más amplio y de espectro social generalizado. Para ello el titular oscila sobre; 'La nueva normalidad'. Cuándo Pedro Sánchez nos soltó aquella frase, muchos no supimos con exactitud a dónde nos llevaba, ya que incluso creíamos vivir en normalidad a secas, aunque con una amenaza vírica que, más pronto que tarde, desaparecería.

Ahora ya conocemos, después de más de dos años, que la Covid ha venido para quedarse, y se incluye como una gripe más. Sin embargo, deja una auténtica catástrofe humana, con más de 160.000 muertos en España, infinitas incertidumbres y un enorme cimbreo a la sociedad para introducirnos en nuevo declive y agonías.

La nueva normalidad que no creíamos

España está atravesando tiempos críticos para la política, valores sociales y situación económica. Una travesía insoportable que hace reventar la paciencia del país. Un 'tótum revolútum' peligroso para la sociedad. Circunstancias, sean como fueren, que provoca una triste trilogía difícil de desentrañar; Virus, guerra y huelgas. A la vez derivan en otras cuatro crisis comentadas en innumerables ocasiones: sanitaria, social, económica y política.

Vivir en desconcierto, sin seguridad, con sobresaltos y sin esperanzas, es un sinvivir en estado de angustia y ansiedad constante. Ahora da la impresión que no hay que hablar de la pandemia, por donde se preveía el cambio de anormalidad de vida a flamante 'nueva normalidad'.

La actualidad manda y la guerra del Kremlin ruso en Ucrania lo ha trastocado todo. Se impone la masacre humana en Europa y se expanden los daños colaterales a medio mundo; Ya casi no hay virus, 'La nueva anormalidad', otra vez, que convierte en horrible esta agresión bélica. ¿Quién pensaba en una guerra en pleno Siglo XXI en Europa, que no fuera Putin?. En esta ocasión igualmente la sombra de la muerte, las finanzas y las crisis vuelven a la conciencia humana y a los bolsillos de los españoles.

Las huelgas de la impotencia

Las tractoradas por las calles de Madrid en señal de protestas por el hundimiento de la agricultura, manadas de ovejas defendiendo la ganadería, el amarre intemporal de barcos que señalan que es imposible faenar, o la huelga del transporte, de la impotencia, son algunos frentes que agitan la normalidad del trabajo y la estabilidad de la gente. Por otra parte, Vox convoca una nueva manifestación pública para protestar por los precios abusivos e insoportables del gas, la gasolina, la electricidad, los alimentos y otros productos de primera necesidad.

Un suma y sigue que impresiona. Sin olvidar, otras catástrofes naturales, como la tormenta Filomena y el volcán de La Palma.  Por otro lado, la invasión ilegal de magrebies por Melilla y Ceuta, además de los refugiados de guerra ucranianos, misión humanitaria obligada, pero que este ultimo igualmente desestabiliza el país.

A todo ello, hay que sumar una cifra descabellada de paro y cierre de empresas agobiadas por la exagerada inflación e impuestos. Autónomos que no ganan para pagar, mientras el capital se frena en seco y las ve venir. Una situación que lleva a empobrecer brutalmente a la ciudadanía, sin capacidad de poder adquisitivo y atrapada que, aunque no está en sus manos la solución, si que están sus manos para solucionarlo.

La ministra Isabel Rodríguez culpa a la ultraderecha

El Gobierno, que achaca en parte  tanta penuria a la derecha de Vox, con sus innumerables asesores, deja claro que su mayor preocupación es trazar estrategias, eslóganes y técnicas para persuadir al electorado y asegurarse los sillones correspondientes con vistas a las próximas elecciones.
Mientras tanto, los diferentes frentes sociales y laborales  desprotegidos, que se diluyen progresivamente y elevan el grito al cielo, esperando respuesta celestial o milagro sin santo.

La realidad no coincide con aquello de 'nadie quedará atrás', y supone desconcierto, exasperación y detracción de los poderes públicos. Son muchos los sectores que se echan a la calle, a modo de protesta por la situación laboral que sufren, dejando claro que las instituciones - 22 Ministerios - no distribuyen equitativamente los recursos de todos.

La tela de araña que han convertido la interpretación de la Constitución difumina la valoraracion en su justa medida para señalar a los verdaderos responsables de tan nefastas actuaciones. Por ello, es justo generalizar, aunque los resultados reales descubre a un Presidente y Gobierno, en pleno, despótico, arbitrario y poco sensibilizado con las necesidades de las capas sociales y la economía de la clase trabajadora.

Hasta que no se rebaje el número de ministerios, dotaciones de material inservible, la duplicidad de cargos públicos, los desiguales y elevados sueldos de los políticos y subvenciones superfluas a sindicatos y asociaciones adjuntas innecesarias, incluyendo partidas millonarias a ministerios que no debían ni existir, los gobernantes en España no serán ejemplo austero e identificado con los problemas vitales de sus ciudadanos.

Es reprobable que la ministra del Gobierno y titular de Política Territorial, Isabel Rodríguez, mire hacia otro lado y cargue las culpas de la huelga de los transportistas criminalizando sus reivindicaciones, diciendo que; 'está siendo abordada por los posicionamientos de la ultraderecha'. Es fácil echar las responsabilidades a otros, y además les señaló como boicoteadores, diciendo; 'el paro es un boicot y no una huelga'.

Pues habrá que hacerla a gusto de la ministra, con 'pedigree' sindical - ahora alineados con el Gobierno- y no sectores intermitentes y diseminados, sino paralizar totalmente el país, ya que es inminente un estallido social, porque al fin todas las capas sociales caen cuál pieza de dominó. En España nadie queda atrás por qué la inmensa mayoría vamos para el precipicio. De esta salimos todos juntos, de lo contrario nos veremos la mayoría enfrentados.

 

Video del día

Abascal: “Hemos asistido a un bochorno internacional de consecuencias incalculables”
Comentarios