Pedro Sánchez debe decir alguna verdad, para que cuándo mienta le crean

Pactar no es gobernar, es negociar para seguir gobernando

Pedro Sánchez debe decir alguna verdad, para que cuándo mienta le crean.

Los trabalenguas del presidente desconciertan a sus propios votantes y sorprenden a los miembros de la RAE
Las promesas del presidente Sánchez pueden ser o no ser, pueden parecer y no serlo, aunque si lo es no parece que sea y, sin embargo, lo es. Eso sí, si Sánchez dice sí es no, si dice no es sí y si dice que no sabe, ni se sabe. Por simplificar, es algo parecido a la ley de Irene Montero, el 'Solo sí es sí', pero sin togas, la ocurrencia es ideológica, las intenciones retorcidas y los resultados fueron para que no salga esta señora a la calle durante una larga temporada y se afinque en su chalé de Galapagar. Por su parte, Sánchez debe reflexionar y concluir apesadumbrado; <<Debí decir de vez en cuando la verdad, para que cuándo mienta me crean>>

En la música les acompaña José Félix Tezanos Tortajada, que no miente, él sólo dice algo que se piensa en ese justo momento, pero más tarde y en la realidad, cambia de opinión, eso es todo. Pero en ese instante dijo la verdad inverosímil, que es cómo decir digo y luego cambiar a Diego. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) cuesta sostenerlo una pasta ganza al erario público, de acuerdo con El Debate y Europa Press, a esta institución se le asignan más de 11 millones de euros cada año, siendo su presidente mejor pagado que el propio presidente del Gobierno.

Por ello, Dios los cría y ellos se rejuntan. Sí, porque juntos ya estaban, ahora es volver al tándem. Uno prepara el acertijo y otros lo interpretan. Así qué, no hay manera de coger prenda, si unos enredan, el otro esconde la punta del ovillo. Lo cierto es que frente a sus tejemanejes los ojos del sufrido votante están más saltarines que en un partido de tenis de la final de 'Roland Garros', con asiento frente al perfil de la red y el juez de silla en medio bailando la obra musical de Leonardo Dantés, 'el baile del pañuelo'.

Enredar, lo que se dice embarullar o revolver, no es la intención. Son exclusivamente estrategias de vaivenes inestables, contorsionismos de cinturas o improvisaciones a la carta para apabullar. Una especie de; Si el sillón es mío, tengo que hacer el triple mortal, el pino y caer de pie sin trompicar o bambolearme. Unas piruetas lingüísticas que desconciertan a sus votantes y sorprenden a los miembros de la RAE.

La relación del Gobierno con Bildu y los secesionistas catalanes, ya ha quedado claro. Pedro Sánchez en su tournée mediática insiste que no ha gobernado con ellos, solo ha pactado leyes que sin estos no podrían salir adelante. Poca cosa, eh; La ley de Memoria Democrática española, la ley de Vivienda española, la Reforma de las Pensiones españolas o los Presupuestos Generales del Estado español, gracias a quiénes rompen el país y renuncian a ser españoles. A cambio de más competencias y acercamientos de presos de ETA y/o echar a la Guardia Civil de Tráfico de Pamplona.

Pactar no es gobernar, solo es negociar en clave decisiva para seguir gobernando. Es el trueque trilero donde siempre pierde el que pica y todo es para la banca 'Monclovita'. Si España es la moneda, cómo el dinero no es de nadie y la nación la ha dividido, pues se trata de atiborrar de trabalenguas inintelegibles, periodistas en empresas agasajadas que entran en el juego y la capacidad de anestesiar de Sánchez, entre todos derrochan neuromarketing por un tubo, que ríase de las encuestas de Tezanos. El presidente no miente, sólo es guionista de sus neuróticas ficciones, pretendiendo ser lo que no puede, o es lo que no quiere ser, siendo lo que es. 'Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por mentir' [Mahatma Gandhi].

 

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