23 J, en chanclas y a lo loco (I)

23 J, en chanclas y a lo loco.
23 J, en chanclas y a lo loco.

I.- Domingo “corredoiro” 

En cierta medida este 23 Julio recuerda al domingo “corredoiro” del carnaval orensano, día en que los “cigarrones” ejecutan con gran alboroto su mascarada amenazante, anunciando castigo a quien desatienda sus requerimientos.

Algunos de sus movimientos, unas veces torpes y otras sutiles, permiten desvelar qué se oculta bajo el disfraz electoral.

Observemos los del "titular” y “aspirante”.

¡Hace calor, hace calor! ¡Ah, haa, ha, ah, haa, ha!, cantaba Andrés Calamaro demandando un dulce colocón.

Las elevadísimas e insanas temperaturas suscitan, inevitablemente, la pregunta: ¿inspirarían tales musas a Pedro Sánchez para elegir la fecha de las elecciones?...

En todo caso, y por si quedaba alguna duda, ha dejado claro lo que le importa el bienestar de los ciudadanos frente a sus intereses personales.

En la lucha por llegar primero a “Puerto Moncloa” le acompaña un competidor destacado, surcando un mar de pronóstico calmo, bajo un cielo azul de verano. Pilota una nave, con pretensión de “Icon of the seas”, un “Chanquete” de interior. Ningún votante sensato “compraría pasaje” sin saber quién es el capitán, y sin consultar previamente el cuaderno de bitácora de sus travesías de cabotaje.

¿Qué dice Feijóo de Feijóo?:

- Que es una persona que perdonaría todo a un político, salvo que vaya a la política para enriquecerse. Se desprende que si va para enriquecer a otros no tendría porque descartar  su indulto. También, que considera disculpables las demás formas de corrupción.

 

Que votó a Felipe González y lo volvería a votar otra vez

Que es persona dialogante; no es “de los del no es no”. Aunque dicha afirmación sea difícilmente compatible con la siguiente: de Vox solo me interesan sus votos. Es decir,  utilizarlos en su propio beneficio para alcanzar el poder.

Que “nunca engañará a los españoles; todo lo más, puede que les oculte cosas”. “Que el no miente”. Como otros, se sobreentiende. Nada tranquilizador, dada la última interpretación sanchista de las mentiras, que han quedado en simples cambios de opinión. Tampoco reconforta su propósito ocultador. Obviamente, no se refiere a los secretos de Estado, porque sería innecesario decirlo, sino a otras cuestiones que el sabrá, y que los demás quedamos libres de imaginar.

Señalando al refranero popular, emerge una baliza en forma de cuestión: ¿acertará esta vez cuando nos previene: “dime de lo que presumes…”?

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