Cuando me pega, "pa" cuando me besa

Sociedad.
Sociedad.

CUANDO ME PEGA, "PA" CUANDO ME BESA contestó a modo de justificación aquella infortunada muchacha al padre quien, habiendo acudido en auxilio a su llamada por las tremendas palizas que le propinaba el marido recibió a su vez el padre otra soberana paliza a manos del yerno ahora ayudado por la hija a quien intentaba ayudar.

Fue el hecho de encender la televisión en contra de las instrucciones de mi psicólogo durante la emisión de "Espejo Público" de Antena 3 que evocó, por similitud con el relato de inicio y que intentaré explicar a lo largo del artículo, más el añadido tener que soportar la entrevista a Ortúzar, individuo cuyo tratamiento de "Sr." me ahorro por la amoralidad (es opinión) que le distinguen a él y al PNV que lidera.

En la entrevista, Ortúzar mostraba su rechazo y el del PNV al PP, dice él por pactar este partido con VOX apoyándose en el argumento ya conocido de ser el mismo un partido de ultraderecha, ello omitiendo los argumentos favorables a un posible y probable pacto con un partido PSOE que se sostiene, entre otros de diferente calaña con los herederos, ahora decimos políticos de los asesinos de ETA.

Y fue en efecto la historia del inicio que evocó, por similitud con los asesinatos auspiciados y-o promovidos por el PSOE, entonces liderado por F. González de sucesos que debiéramos recordar como los "crímenes del GAL", hechos "¿luctuosos?" de asesinato de terroristas de ETA que propiciaron la condena y posterior presidio de la cúpula del Ministerio del Interior a cuyos integrantes principales acompañó a despedir a las puertas de la cárcel el mismísimo F. González.

Es decir, tenemos el entonces carrusel siniestro o cámara de los horrores hoy devenido en polígono cuyos lados lo forman grupos de lealtad probada y quinta esencia de amor a España, hoy heraldos de los derechos humanos capitaneados por un estadista cuyos únicos intereses son el bienestar y la paz entre los españoles con la ayuda, naturalmente desinteresada, de algunos medios que se tienen por "RAZONablemente objetivos" de la derecha civilizada liberal, en realidad topillos que confirman la conocida sentencia popular que con determinados amigos no se necesitan enemigos.

Atrás quedan, como decía pobre chica apaleada "cuando me pega pa cuando me besa" como un mal recuerdo y tener que justificar la muerte de 900 niños y adultos como policías, guardias civiles, militares, funcionarios, políticos de diferente nivel, civiles de diferente condición más miles de seres cuyas vidas quedaron destruidas que, con lenguaje melifluo muchos validan también con sus votos por entender fueron "víctimas necesarias en el altar del sacrificio" y precio asumible, incluso barato por tantos goces, bienes y felicidad que en la actualidad a todos nos inundan.

En esta misma semana, también en un programa de Noticias se nos mostraba, advirtiendo previamente la dureza de las imágenes a un niño ucraniano muerto por un bombardeo ruso. Sin embargo, echo en falta esa misma sensibilidad que les impide mostrar cómo en estos momentos procedería, las imágenes de un agente gubernativo llevando en sus brazos el cuerpecito de una niña asesinada en el atentado de Hipercor por aquellos que matando entonces a militantes del PSOE, hoy les besan por ser sus socios preferentes (cuando me pega “pa” cuando me besa).

Y es en este marco en que se da el hecho Kafkiano de un PNV marcando la ruta de su intención de pactar con el socio de Bildu, este alfombra siniestra de quienes mataban inocentes, incluidos algunos compañeros del mismo PNV y a otros igualmente compañeros del PSOE que con la colaboración de sicarios, también asesinaba entonces a sus hoy considerados socios preferentes.

Todo lo expuesto y mucho más confirma que la miseria humana no tiene límites, al contrario que los animales "irracionales" normalmente animados por sus instintos, como también que dichos limites no están únicamente en función de la inteligencia, formación o cultura (no son lo mismo) sino que se fundamentan también en valores como la humildad; la piedad como forma de generosidad; el amor a la familia, a la Patria y la obediencia a las Leyes; amor al trabajo bien hecho y, al sentido de responsabilidad. En definitiva, lo contrario en la tesitura actual con gentes promocionadas a ministros o ministras que al ciudadano normal le es imposible percibir una capacidad de mínima gestión, cuestión que sí lo era y se percibía en ministros y gobernantes de épocas aún cercanas que venían precedidos de un pasado empresarial, profesional y-o académico de excelencia.

 

En definitiva, una Nación gobernada (un decir) por gentes que nos ha llevado a una situación de casi imposible retorno de la que me temo no estamos siendo conscientes. Una Nación cuyos mandos están en manos de grupos separatistas que han encontrado en un iletrado copión que les permitirá seguirán ordeñando las ubres de la vaca estatal, todo esto junto a la pléyade de parásitos que siguen al “copión” y haber encontrado en la pequeña política nicho profesional que les ha permitido desde el pago de la cuota del piso, hasta la compra de una mansión, todos y todas igualmente a las órdenes del actual okupa de La Moncloa.

Como muestra del actual estado de decadencia moral insisto, solo a modo de muestra hemos visualizado en semanas en pasadas y con presencia inevitable por la sorpresa de nuestros niños (insisto, cuidado con la tele) una cosa, dicen  que canta, practicando sexo oral en versión cunnilingus sobre un escenario en presencia de un público que estima “esto” como libertad de expresión y-o hecho cultural, escena que yo, niño nacido y criado en un pueblo castellano solo había visto practicar a perros y perras en las calles.

Termino diciendo que haber llegado a esta situación exige ya mismo y como única salida posible lo que a estas alturas ya ni siquiera se puede asegurar sea exitosa que, quienes siendo españoles y así sentirnos, tomemos de una puñetera vez la calle con la contundencia necesaria cualesquiera sean las formas a los que desde hace muchos años nos la robaron debido, eso también, a nuestra inacción.

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