Imposible, no difícil

Imposible, no difícil.
Imposible, no difícil.
Feijóo se empeñó, en el último tramo de la campaña electoral, en persuadirnos de su posibilidad de alcanzar la mayoría absoluta para poder gobernar sin necesidad de Vox, ni de nadie. Y afirmaba con convicción que era difícil, pero no imposible.
El baño de realidad tras el recuento de votos confirma precisamente lo contrario: era imposible que obtuviese la mayoría absoluta, pero no difícil quedarse lejos de ella.
La duda que asalta ahora es si utilizó esas palabras como aparejos de pesca lanzados al caladero de la izquierda moderada, para traerlas a sus bodegas y evitar así el “riesgo” Vox, o bien, si se las creía realmente. En el primer caso, un ardid, mentira o cambio de opinión, vaya Vd a saber. En el segundo, me
abstengo de adjetivar lo que se califica sólo.
Finalmente, parece que su crecimiento se debió a antiguos votantes de Ciudadanos y a los del “voto útil” que abandonaron Vox. Para algunos, “bobos útiles” seducidos por cantos de sirena, cuya “generosa inmolación” solo ha servido para abrir unas importantes vías de agua en su anterior embarcación. Buque
que continúa con mismo capitán y tripulación, a pesar de no haber sabido conjurar un fuga tan significativa. Se defienden achacando la culpa del desastre a causas ajenas a su voluntad, su capacidad ysu responsabilidad.
Más de lo mismo. No hay “tierra a la vista”, ni dimisiones en el horizonte. ¡Typical Spain!

 

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