Por las madres, prodigios de enseñanzas y sentimientos naturales
Allá por la presidencia de Richard M. Nixon n EE.UU, el 12 de agosto de 1974, firmó éste un decreto de investigación nacional, para crear la comisión nacional para la protección del ser humano, en la investigación biomédica y de la conducta. Todo ello porque se venía observando una creciente inquietud, respecto a la ética en las investigaciones, en que se involucraba a niños, deficientes mentales, reclusos, enfermos terminales y, en especial, fetos humanos.
Meses atrás, en un hospital de Boston, 15 fetos abortados fueron desmembrados. En otro hospital de niños retrasados, habían sido infectados premeditadamente, con el virus de cierta hepatitis, y sobre ellos, estudiar la evolución natural de esta enfermedad.
Hoy día, en ciertos hospitales de ciertos países: los fetos humanos, extraídos vivos de inseguras madres, sin familias de ayudas, desestructuradas o disfuncionales, se acostumbra a no consultar o informar a éstas, sobre el camino que seguirá fuera del útero. Cuestión ésta que debería ser sobradamente seria y éticamente humana. Si al menos, el objeto de la Investigación fuese para asegurar la supervivencia del feto, pero no. Muchos investigadores doctores en el tema, dejaron oír su opinión: El Dr. Clyde Harrison, de la Arolen Phamaceutical, dijo que la política antiabortista, tiene de rehén a la ciencia, al impedir la necesaria Investigación fetal, ya que (según él) son muchos y significativos los logros científicos conseguidos, como la cura de diabetes, por el injerto del tejido fetal en el páncreas, consiguiendo multiplicar los islotes de Langerhans, que preceden a la secreción de la insulina.
Además, se puede conseguir una cura espontánea, inyectando el tejido fetal en el lugar exacto de la herida que, por una lesión en la médula espinal padeciese una parálisis. Comprendamos que éste tejido, generaría el desarrollo de nuevas células sanas. Ahora se sigue investigando en casos de cáncer, sida u otras enfermedades de reciente aparición. Así pues, no nos extrañemos del interés que observemos en profesionales que, legal e ilegalmente, están soportando la intromisión de “lo comercial”.
Tengamos en cuenta la mentalidad imperante, de algunas personas sobre el aspecto económico, que usted querida lectora o lector, comprenderá que se puede acabar con el tradicional altruismo que siempre constituyó la base de la práctica médica. Y es que, en el mundo de estas grandes e internacionales empresas, el campo médico es considerado de baja inversión.
Pensando en las madres: recuerdo un caso mitológico, donde los hechos se presentan reflejados en otros más antiguos, adquiriendo un carácter cíclico, donde los hijos son obligados a pagar los errores de sus padres: Está escrito que, tras el nacimiento de Edipo, Layo su padre y rey de Tebas, dispuso que los recién nacidos fueran expuestos, horadados los tobillos y suspendidos de la rama de cierto árbol. Práctica habitual de la época, ya que, en los casos en que el esposo, su padre u otra autoridad familiar de la madre, dudarán de la legitimidad del Bebé. Ocurría que debido a precedentes doncellas, que no pudieron dar explicación coherente de su preñez, le atribuían la intervención de Zeus, de Apolo o de cualquier otro Dios de reconocida incontinencia.
Existiendo dificultad por discernir entre una gracia Divina o un desliz de juventud. La exposición del fruto de esa relación, tenía carácter de ordalía, de juicio supremo; si el bebé sobrevivía, efectivamente, era hijo de un Numen, y predestinado por tanto a grandes hazañas, si al contrario perecía, la vergüenza desaparecía con su causa. Era éste, un sistema clasificado hoy en relatos mitológicos. Que yo invito a reflexionar sobre la actualidad, en favor y respeto a las madres, sin ellas, no existiríamos.
No olvidemos el desmadre criminal, creado por el ruso Putin hijo de Putin. Silenció a su madre por no aceptar esta, su cruel sistema político. Ordenó capturar niños muy pequeños en Ucrania y llevarlos a Rusia. Para nada bueno.
