¿Cómo arreglar la fachada de la casa del pueblo?

Nunca debemos olvidar que las leyes que atañen a la construcción y prevención de riesgos laborales son las mismas en las zonas urbanas y en las rurales

Hogar.
Hogar.

Las casas de los pueblos tienen un gran atractivo, pero no suelen estar en el mejor estado y una de las partes que más sufre son las fachadas, aunque no es lo único que tendremos que rehabilitar.

Para esos trabajos nos podemos servir de un andamio europeo homologado, pues nunca debemos olvidar que las leyes que atañen a la construcción y prevención de riesgos laborales son las mismas en las zonas urbanas y en las rurales.

Hay que seguir la manera de construir de la zona

A la hora de restaurar una fachada rústica nos podemos ver tentados a hacer borrón y cuenta nueva quitando los remates que se ven en las casas más viejas, los aleros, etc., creyendo que eso es algo antiguo que no tiene razón de ser.

Eso es un error, porque todos los elementos constructivos de ese tip

o de viviendas se colocaron por algo, y pueden servir con el fin de que la nieve no nos caiga encima al abrir la puerta, proteger a la misma fachada de las lluvias intensas o evitar que la humedad se cuele por las ventanas.

Debemos preguntar si hay alguna ley especial o si la casa tiene algún tipo de protección

Antes de ponernos manos a la obra con la fachada conviene hablar con el ayuntamiento, puesto que en algunos pueblos (de esos que se denominan pintorescos) solo se puede construir de una forma determinada.

Además, aunque ni siquiera lo sepamos al comprar la casa, hay algunas fachadas tradicionales que tienen cierto nivel de protección, por lo que no se puede hacer lo que queramos con ellas.

Siempre es mejor emplear materiales tradicionales

Una de las máximas de la construcción de las viviendas de los pueblos, y ahí entran sus fachadas, es que se hacían con lo que existía en la zona.

De este modo, si cerca había varias canteras, las fachadas serán de piedra, mientras que si lo que abundaba era la madera, estarán hechas de una mezcla de troncos y barro.

 

Si no hay ley que nos lo impida, la decisión es nuestra, pero una fachada moderna con uno de los últimos sistemas de aislamiento “no pega” en el entorno rural, por lo que dentro de lo posible es mejor respetar los materiales tradicionales.

Mantener el aire rústico

No es extraño que en las fachadas más antiguas haya elementos como escudos nobiliarios muy gastados, relojes de sol, molduras que han pasado por mejores tiempos, o anillas que era donde se ataban a las caballerizas.

Hay que hacer lo posible por conservarlos, ya que eso le da un aire diferente a la fachada, e incluso podemos restaurar algunos con el fin de que duren más tiempo y permanezcan con nosotros toda la vida.

En ocasiones, restaurarlos es tan simple como lijarlos un poco y darles una mano de pintura, algo que podemos hacer, por ejemplo, con las anillas metálicas, e incluso con los hierros que hay en muchas fachadas pegados a una ventana superior, y que servían para meter el grano que se guardaba en el piso de arriba.

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