Discotecas vacías y establecimientos emblemáticos cerrados

La primera noche de reactivación de los locales de ocio nocturno en Madrid no tuvo gran acogida. En los bares de copas hubo poca clientela y los grandes templos de la noche no reanudaron sus actividades

Discoteca en Madrid
Discoteca en Madrid

La apertura del ocio nocturno en Madrid ha estado bastante deslucido. Ninguno de los templos madrileños de la noche -Kapital, Barceló o Joy Eslava- abrió sus puertas. Los bares de Malasaña lucían semivacíos y con pocos clientes.

Un Madrid a medianoche por Malasaña nunca se sintió tan vacío. Pese a que ayer los locales de ocio nocturno podían reabrir sus puertas en la capital, con un 40% de su aforo, a las 24.00 pocas personas caminaban por las calles del barrio. Dentro de los bares la realidad era similar. Las mesas no estaban llenas. El barrio que antes era uno de los puntos predilectos de la ciudad para disfrutar de un viernes de copas, estaba casi desierto.

"La gente todavía tiene miedo". Es la conclusión de una de las dueñas de La Jauría, un bar-restaurante de Malasaña. "El año pasado, en esta época, estábamos llenos. La gente entraba y salía del local toda la noche. Ahora no. Las cosas están muy difíciles", comenta.

La marca tiene diez años y, hasta antes de la pandemia, tenía tres locales en la ciudad. "Tuvimos que cerrar uno para tratar de mantener los otros dos en pie. Covid-19 nos ha hecho cambiar a todos, es verdad. Pero esto no arranca". Mientras conversamos, una pareja entra y se sienta en una de las mesas que ahora está más distanciada de las demás. Llegan con sus mascarillas colocadas, pero al sentarse se las retiran. Antes de hablar con el camarero limpian sus manos con gel hidroalcohólico. Piden dos copas, nada de comida.

Por el momento ellos no piensan acudir a discotecas, no les llama la atención la nueva normalidad que se aplica en estos lugares. "Básicamente es lo mismo que ir a un bar, pero hasta las 6.00 de la mañana y usando la mascarilla adentro, es decir, ahogándote. ¿A qué vas a ir? No entiendo eso. A mí esa idea no me gusta. A la discoteca vas para bailar y ligar, pero así no", dice David.

En la barra el camarero prepara nuevas bebidas. Lo hace con su tapabocas y guantes. Durante más de una hora en el local, tan sólo ingresaron seis personas.

Afuera, en la esquina de la Plaza de San Ildefonso, Arturo y Óscar toman una cerveza sentados en la cornisa de un ventanal. Pensaban entrar a un bar de la zona pero después de caminar por el barrio y probar suerte en un par de locales, decidieron empezar la noche en la calle. "Es la 1.00 y los bares están casi vacíos. Vamos a esperar un poco para ver si esto se prende, sino regresaremos al piso. No vamos a pagar 12 pavos en un lugar donde no hay nadie", aseguran mientras apuran otro vaso de cerveza.

En Oh My Club, por Cuzco, la noche tuvo mejores resultados. A la 1.40 de la mañana la sala comenzó a llenarse. El sitio que tiene un aforo para 1400 personas ayer podía recibir tan sólo a 540. "En dos días hemos adaptado el local para poder abrir", afirma su dueño, Ignacio Gandía.

Carteles en los baños, separación entre mesas, gel en cada reservado, todo el personal con mascarillas y sin pajillas ni consumo en la barra, son algunas de las medidas que implementó este local además de la limpieza constante en todos los rincones del lugar. "Todos esperamos que el público que viene a las salas realmente consuma. Con el factor miedo en el ambiente, además de las dificultades económicas la situación está complicada", comenta.

 

Las primeras clientas en llegar a la sala afirman que: "¡Queríamos volver! Nos hace mucha ilusión estar aquí porque es una forma de retomar nuestra vida normal. Ya era hora de que esto pase", comentan mientras beben dos copas.

Frente a ellas una mesa se llena con seis chicas y atrás otra con ocho chicos. Lo mismo sucede en el resto del local. La sala completa rápidamente su aforo. En cada esquina un trabajador revisa que se respete el distanciamiento social entre mesas y que se cumpla con las nuevas normas. La música está a tope. Son las 02.30 y la gente no para de bailar.

La valoración de Gandía tras esta primera noche es positiva. "Como no teníamos ninguna expectativa estamos muy contentos. No se puede comparar a un viernes habitual pues los números no se acercan a los que era antes, pero hemos tenido toda la noche las mesas llenas", comenta. Es así que han decidido abrir de forma habitual, tal como lo hacían antes.

Las grandes discotecas de Madrid no reanudaron sus actividades. Kapital, Barceló, Joy Eslava y La Riviera continuarán cerrados y todavía no tienen fecha de apertura. "Nosotros estamos satisfechos por la oportunidad que se nos ha dado de abrir los locales, pero no con el aforo permitido. No es viable económicamente abrir los grandes locales en esas condiciones, se pierde dinero", explica a EL MUNDO Vicente Pizcueta el portavoz de Noche Madrid.

Además, agrega que en el caso de estas grandes salas el problema va más allá y está relacionado con los Erte, los ICO y las negociaciones sobre el alquiler. "Así tú abras con el 40% de aforo, no puedes trabajar con el 40% del personal. Probablemente se necesitará el mismo personal que se requiere para abrir al 100%, es decir, es inviable".

Pese a ello, Pizcueta mantiene la confianza y espera que tras este primer fin de semana de prueba de las nuevas medidas, otros locales retomen el trabajo. "Creemos que ahora van a abrir alrededor de 800 sitios en toda la comunidad autónoma. De este número, el 50% lo hará fuera de Madrid, es decir en los pueblos y ciudades de segundas residencias", explica. Con ello, todas las ciudades de la comunidad tendrán ya un local de ocio abierto.

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