La ruptura de Ayuso con Vox busca recuperar la mayoría absoluta que no le garantizan las encuestas desde hace dos meses

Hace dos meses, en el equipo de Isabel Díaz Ayuso se apreciaba un ambiente de cierta euforia. Las encuestas que manejaban confirmaban que la mayoría absoluta estaba al alcance de la mano. Esa situación ha cambiado radicalmente. La ruptura con Vox, escenificada en el último pleno de la legislatura en la Asamblea de Madrid, busca revertir el descenso.

Ese día se confirmó la evidencia que se viene produciendo desde el mes de diciembre con la negociación de los Presupuestos. La relación entre el PP y Vox está completamente rota tras cuatro años del partido que lidera Rocío Monasterio como socio preferente y sostén de gran parte de las iniciativas del Gobierno de Díaz Ayuso.

El voto en contra de Vox a las deducciones fiscales para extranjeros y repatriados abrió la brecha definitiva: “A partir de ahora que cada uno siga su camino”, señaló la presidenta de la Comunidad de Madrid, que incidió en que Vox “se ha dedicado a esperar sentados para ver si el PP se equivocaba”. “Lamento profundamente la deriva que han tomado los últimos meses y no me van a arrastrar en ella”, insistió.

Recuperar la mayoría absoluta

Según ha sabido Confidencial Digital por fuentes próximas a Ayuso, en estos momentos la presidenta no tiene garantizado poder gobernar en solitario, sin necesitar los apoyos de Vox. Una información que procede de los sondeos internos que maneja su equipo de máxima confianza, pese a que otras encuestas publicadas por varios medios en las últimas semanas si dan al PP los 69 escaños para alcanzar la mayoría absoluta en la Asamblea de Madrid.

En el entorno de la presidenta revelan que la ruptura de Díaz Ayuso con su hasta ahora socio preferente busca precisamente marcar perfil propio para recuperar esa mayoría absoluta que no le garantizan sus sondeos propios desde hace dos meses

De hecho, de cara a las elecciones del 28 de mayo, Isabel Díaz Ayuso tiene decidido contar en campaña con el presidente andaluz, Juanma Moreno, para los actos electorales en feudos socialistas del sur de Madrid, donde quiere instalar el mensaje de que, como ha ocurrido en Andalucía, “del socialismo se sale”.

Sigue encargando ‘trackings’

Fuentes cercanas a Díaz Ayuso cuentan que la presidenta está recibiendo ‘trackings’ semanales, para ir conociendo la evolución de la intención de voto en la Comunidad, y el veredicto es que no llega a la mayoría absoluta.

Atribuyen a ese nerviosismo algunos errores cometidos últimamente en sus comparecencias públicas, como por ejemplo el comentario sobre que sus dos consejeros de cabecera podrían ‘convertirse en mujeres’ para así cumplir la nueva norma sobre paridad en órganos de gobierno. Un comentario muy arriesgado, porque rozaba asuntos como el feminismo, la igualdad…

No sabe cómo actuar

Las mismas fuentes cuentan que Ayuso no sabe cómo reaccionar para intentar cambiar las tendencias electorales. Esa situación ha condicionado, por ejemplo, la designación de candidatos a los ayuntamientos madrileños, hasta el punto de que se retrasó la reunión de la dirección regional en la que iban a confirmarse.

Incluso ha puesto entre paréntesis la anunciada decisión de prescindir de todos los candidatos “casadistas”, porque no sabe si eso puede perjudicarle en las urnas.

La huelga en la Sanidad

El equipo de Ayuso reconoce que los problemas de la Sanidad, sobre todo en la atención primaria, y las huelgas y manifestaciones que se vienen desarrollando en la comunidad, le están empezando a afectar seriamente.

Sabe que se trata de una batalla política y no tanto profesional, y que detrás se encuentran los partidos de izquierda, como PSOE, Más Madrid y Podemos, pero el resultado es que está llegando a la gente el eslogan de que la sanidad madrileña es una catástrofe.

Y en su entorno asumen que Isabel Díaz Ayuso no ha conseguido instalar el mensaje de que se trata de un problema generalizado, que se da en todo el país y en todas las comunidades, y no solo específico de Madrid.

Menos consejeros

Tampoco tiene muy claro qué decisión tomar respecto a sus consejeros de confianza, con los que querría seguir contando después de las elecciones.

El problema es que si, al final, no puede gobernar en solitario, y necesitara a Vox, eso significaría tener que ceder un par de consejerías al partido de Santiago Abascal.

Es decir, que ella necesitaría prescindir de dos de sus colaboradores. Por eso, ha dudado también hasta el último minuto de si proponerles que dejen ahora el gobierno regional para presentarse como candidatos a alcalde en alguna de las grandes poblaciones donde el PP puede alcanzar la mayoría absoluta como, por ejemplo, en Pozuelo de Alarcón.