Los viejos comunistas están dispuestos a destruir Podemos: lo consideran “una estafa montada por Pablo Iglesias”

Los comentarios críticos de Vanessa Lillo y la oposición de Irene Montero a Yolanda Díaz son pruebas del clima de ruptura que existe en la coalición UP

Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en un mitin junto al Museo Reina Sofía de Madrid.
Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en un mitin junto al Museo Reina Sofía de Madrid.

Los comunistas que, a través de Izquierda Unida, forman parte de Unidas Podemos se muestran cada vez más críticos con esa coalición, hasta el punto de que hay sectores del PCE que se declaran dispuestos a romper, e incluso tratar de acabar con Podemos, por considerarlo “una estafa”.

La polémica por los comentarios de Vanessa Lillo, número tres en las listas de UP a la Comunidad de Madrid y dirigente de Izquierda Unida, llamando ratas y sinvergüenzas” a los dirigentes de Podemos por el ninguneo que, a su entender, sufrió en la campaña, es una muestra de ese clima crítico.

Y la resistencia de Irene Montero y otros dirigentes a aceptar la propuesta de Pablo Iglesias de que Yolanda Díaz asuma la dirección de Podemos, a lo que han respondido apoyando la candidatura de Ione Belarra para la secretaría general, es otro síntoma más de la quiebra que se está viviendo en Unidas Podemos sobre todo desde los militantes procedentes del PCE, al que pertenece Yolanda Díaz.

Los viejos comunistas, movilizados

Por si fuera poco, según ha sabido Confidencial Digital, los viejos comunistas, incluidos algunos cargos de Izquierda Unida ajenos a Alberto Garzón, se han hartado de Podemos. Y se muestran dispuestos a movilizarse para acabar con lo que consideran “una estafa montada por Pablo Iglesias”.

Estos militantes, muchos de ellos con larga experiencia política, han decidido empezar a mover la silla al partido que lideraban Iglesias y Montero, por considerar que todo ha acabado en un montaje, sin programa ni proyecto, dedicado al beneficio personal del matrimonio que ha liderado la formación.

Concluyen que, visto lo visto, por lo que han hecho y lo que están haciendo, tanto Pablo Iglesias como Irene Montero son, políticamente hablando, “dos impresentables”.

En la actual Izquierda Unida sigue habiendo resistencia a Podemos. El alcalde de Zamora, un emblema de IU, Francisco Guarido, ejemplo de eficacia y honestidad, no sigue a Podemos. No quiere, y es llamativo y sorprendente. Y como él muchos militantes de Izquierda Unida. 

Guarido nunca aceptó arrumbar la vieja IU, y no ha aceptado la ‘venta’ a Podemos que hizo Alberto Garzón.

Ha dejado de ser un partido

Del Podemos inicial no queda nada. Solo Iglesias, su familia y amigos”. Lo dicen a Confidencial Digital antiguos diputados de Podemos, que guardan anonimato y silencio públicamente porque en la izquierda impera la omertá

 

Según su análisis, Podemos es un partido en baja, aunque algunas encuestas le den todavía 29 diputados en el Congreso (tiene 35), y otras consultoras le otorguen 25 escaños, con tendencia bajista. 

En Podemos dicen tener 400.000 inscritos, pero esa cifra da qué pensar, a la vista de los poquísimos que votan en las consultas internas: 10% o menos en las últimas. Hay muchas incógnitas sobre esas encuestas. 

Dentro de la formación existen hoy muchas dudas de futuro, salvo la voluntad de seguir en el Gobierno a toda costa

“Podemos no existe”

Un diputado de Más Madrid, ex líder fundador de Podemos, afirma: “Podemos no existe en el mapa político. Nada que ver con los inicios, ni con los principios. No existen, fuera del Gobierno y del Congreso”.  

Se ha laminado a todo mando intermedio, y se han perdido elecciones regionales a chorros. Va camino de la antigua Izquierda Unida: 20 diputados o poco más. Es un retroceso de décadas”. 

Todos tienen amigos y conocidos dentro de Podemos, saben lo que pasa, pero nadie cuenta nada. Existe un pacto de silencio, a pesar de la decepción que han vivido, empezando por la causada por el propio Iglesias.

El clan Iglesias

Antiguos diputados de Podemos ya no ven un partido, ven el clan Iglesias y familia, más el círculo íntimo: Del Olmo, Echenique, Nacho Álvarez, Mayoral y compañía.

La mitad de los concejales de Más Madrid en el ayuntamiento proceden de Podemos, que está fuera del consistorio. En la Asamblea de Madrid había 20 diputados de Más Madrid y 7 de Podemos, que no pintaban nada, y que ahora han pasado a 24 de Más Madrid frente a 10 de UP. 

“Podemos ya no tiene mapa político. Medido por expectativas del 2014, ya ni existe. Es un mapa lleno de lagunas”, dice un ex diputado de la Asamblea. 

El caso Durruti

Los antiguos de Podemos no quieren hablar, aunque tienen opinión muy clara sobre Iglesias dirigente, su vida personal, y el estilo de mando. 

Ven que ha sido un liderazgo equivocado, personal, para no ser demasiado hirientes con su figura. “Y el liderazgo es clave cuando es malo. Durruti era un líder, pero no ejemplar precisamente, y es una metáfora dura de lo que no debe ser”, dice un ex dirigente de Podemos, sociólogo profesional.  

Iglesias ya no es el que conocieron al principio, sino alguien con mucha dialéctica y personalismo, que ha encontrado un medio de vida, de poder y otras cosas. El personalismo y el liderazgo en Podemos deja mucho que desear, pero eso ya no es ni noticia. 

Un bolchevique de libro

Un ex diputado andaluz de Podemos dice a Confidencial Digital que Iglesias “es un bolchevique de libro, con todo lo que eso significa a estas alturas del siglo. Es capaz de hacer cosas como el referéndum sobre su chalet, que no voten ni la mitad de los inscritos, y presentarlo como democrático y como un aval. Tiene un cara enorme”. 

La compra del chalet en Galapagar constituye un antes y un después en la credibilidad del personaje. Dividió a la militancia, aunque eso se ocultó con gran habilidad.

El malestar en Podemos tiene explosiones de vez en cuando, aunque no todo se publica. Una de ellas la protagonizó Celia Cánovas, ex senadora de Podemos por Tarragona durante tres años, y que en agosto se marchó dando un portazo. Denunció los 25.000 euros que dio al partido (para que vivan los dirigentes), y aportó al juez documentos de la financiación del partido, que se sumaron a las denuncias de Calvente, el ex abogado de Podemos

Muchos desencantados

Celia Cánovas no es la única desencantada del partido. Ella lo considera hoy como lo que son los demás partidos: grupos de poder y modos de vivir. Por esas posiciones, se ha visto atacada y vilipendiada. Y no es el único caso. 

Actores conocidos, cineastas y gente famosa afín a Podemos están hartos como Cánovas, y lo dicen. La lista es larga. José Sacristán, izquierda de toda la vida, que presentó la campaña de 2016, no traga a Iglesias y se ve insultado a menudo como fascista en las redes. Podemos está en Internet en actitud de combate e insulto permanente; tiene un ejército en todas las redes (parados y jóvenes en su  mayoría). 

La omertá funciona

Lo curioso de los ex podemitas es que todos echan pestes pero guardan la omertá, el silencio, de la izquierda. 

Un ex diputado andaluz confirma: “Nadie abre la boca, como en tiempos de Franco. Yo he sido comunista y veo algo insólito: hay una adhesión incondicional al líder. La comparación parece muy fuerte, pero es lo que hay. Discutir con antiguos compañeros es hablar con las paredes. No aceptan nada. No escuchan. Dejan de razonar por sistema. Yo, que estoy expulsado por demócrata, les digo lo que me da la gana.” 

El mapa de presencia y poder de Podemos es un desastre, se hable con quien se hable. Andalucía es un reino de taifas, Cataluña otro, y en Valencia han sido comidos por Compromís. En Galicia, las mareas los han barrido, las Castillas son un páramo, y las islas una anécdota residual. 

Un proyecto fallido

Podemos es ya un proyecto fallido para esos interlocutores del ámbito comunista. El diputado andaluz citado fue expulsado del partido por denunciar manipulaciones y falta de democracia interna. Y como él un buen puñado de militantes y cargos por media España. “No hay partido. Hay un aparato mínimo y dócil. Y en Andalucía, lo que más conozco, mucha gente que se ha colocado”, remata.  

La ejecutiva de Murcia se marchó en pleno, en Castilla La Mancha la dirección fue laminada y su líder anda en juicios contra la dirección de Madrid, en Castilla y León son anecdóticos. 

Iglesias ha teledirigido la dirección de todas las regiones, y, si no, cortaba cabezas. Errejón fue el ajuste más grueso, como Sergio Pascual y Ramón Espinar en Madrid. Y así un cerro de disidentes por toda España. Pero Iglesias -explica- es muy dialéctico, maquiavélico, y tapa sus errores. Tiene grandes medios a su disposición. Ha dado la vuelta al caso Bousselham, en el que el ex abogado del partido, Calvente, le puso contra las cuerdas. 

Tres millones de votos cautivos

Hay alrededor de tres millones de votos cautivos de la demagogia y la desesperación. Lo dicen muchas encuestas. Podemos es un ejército electoral de cargos, y un aparato dócil, no muy grande, con una actividad furiosa en redes

Los fundadores, Bescansa, Alegre, Errejón, Tania Sánchez, Monedero (que no es dirigente ya), Monereo… están fuera de la dirección. Otros militan en Más País, Más Madrid, o en nada.  El número de retirados se cuenta por miles, y son millones los votos que se han ido. “Ahora, la vieja política son ellos”, dice un ex diputado. 

El portavoz de Más Madrid en la Asamblea madrileña valoraba de modo negativo un Podemos en el que trabajó de inicio. Las Mareas de Galicia van por libre, en Euskadi son irrelevantes, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau y los Comunes marchan a su aire… 

En las dos Castillas, Podemos prácticamente no existe. En Andalucía, Teresa Rodríguez y su compañero, el alcalde de Cádiz, Kichi González, se han apropiado del electorado podemita. 

No obstante esa situación, para el derrumbe total del proyecto Podemos queda tiempo, según el punto de vista de los comunistas consultados. Y mucho más si se sigue teniendo cargos en el Gobierno de España. Pero los viejos comunistas están dispuestos a acelerar el final.

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