Alerta en la Ertzaintza: vuelven los cócteles molotov de ignición química que utilizaban los cachorros de ETA

El intento de quemar un furgón de la Guardia Urbana de Barcelona, dentro del cual se encontraba un agente, encendió las alertas hace una semana en Cataluña. El uso de artefactos incendiarios en esos los disturbios ha recordado la kale borroka de los momentos más duros. El problema es que algunos de aquellos artefactos han reaparecido en el País Vasco.

Con el ataque al furgón, la violencia callejera desatada en la Ciudad Condal durante las protestas contra la entrada en prisión del rapero Pablo Hasél parecía haber dado un salto cualitativo de gravedad, ya que podría haber acabado en tragedia si las llamas se hubieran extendido y el guardia urbano no hubiera podido salir del vehículo.

En las últimas semanas han circulado por los canales de los Comités de Defensa de la República (CDR) y otros grupos radicales independentistas, anarquistas y de extrema izquierda, vídeos con tutoriales sobre cómo fabricar cócteles molotov, que durante los disturbios se han lanzado contra comercios, comisarías, coches policiales...

Ya en los altercados de octubre de 2019 los violentos atacaron con artefactos incendiarios vehículos de los Mossos d’Esquadra y de la Policía Nacional.

Los sucesos de Vitoria de 1976

En el País Vasco también se han visto recientemente artefactos incendiarios. Confidencial Digital ha podido saber que allí, en los últimos días, lo que preocupa es la reaparición de un tipo de cóctel molotov que utilizaron durante años los cachorros de ETA en los ataques de kale borroka.

El 3 de marzo se cumplieron 45 años de los sucesos de Vitoria de 1976. La Policía Armada disparó con munición real a una asamblea de obreros reunidos en una iglesia, y mató a cinco personas.

El pasado 3 de marzo, miércoles, se detectaron pintadas en el Monte Urgull de San Sebastián con insultos contra los guardias civiles (“Putos txakurras”) y contra los ertzainas: “Zipaioak enztun” escribieron, inicio del lema “Zipaioak enztun, pim pam pum” con el que los proetarras amenazaban en las manifestaciones a los ertzainas (los “cipayos”, como la policía india que colaboraba con el Imperio británico).

Barrera de fuego en las vías

Ese día, la web de una radio de tendencia abertzale, Hala Bedi, difundió el vídeo de una acción de sabotaje cometida días antes, el 27 de febrero, como forma de recordar y homenajear a los obreros de Vitoria muertos por disparos de la Policía.

En el vídeo se veía a una decena de personas, vestidas de negro y tapadas con capuchas y pañuelos, que caminaban por un monte con garrafas y cizallas. Al llegar a la vía de tren, reunieron troncos que colocaron sobre las vías y los rociaron con gasolina de las garrafas.

Uno de ellos se subió a un poste para cortar con la cizalla parte de la catenaria del ferrocarril. Finalmente, lanzaron un par de artefactos que al chocar con el montón de troncos, estallaron en llamas.

Sucedió en la línea férrea entre Bilbao y Miranda de Ebro, a la altura del municipio alavés de Urkabustaiz.

Cóctel molotov de ignición química

Fuentes internas de la Ertzaintza con experiencia en los años duros de la kale borroka explican a ECD que el vídeo envía ciertos ‘mensajes’ a los policías vascos, o al menos así lo han entendido ellos.

La clave del vídeo del sabotaje al tren es el artefacto que lanza uno de los encapuchados contra la pila de troncos. En un momento de la grabación, durante un par de segundos, la cámara enfoca a pocos centímetros una mano que mueve de un lado para otro, como exhibiendo y llamando la atención, una botella envuelta en un plástico.

A algunos ertzainas no les ha pasado desapercibido el gesto, y han reconocido el artefacto: se trata de un cóctel molotov de los denominados “de impacto” o de ignición química.

Con ese gesto  parece que han querido dejar claro a los agentes de las Fuerzas de Seguridad, sobre todo de la Ertzaintza, que los “expertos” de la kale borroka tienen aún capacidad de llevar a cabo ataques relevantes.

Años sin verse en el País Vasco

La importancia de que muestren ese cóctel molotov es que, según las fuentes consultadas, “hace siglos que no se veían”.

Estos artefactos incendiarios eran muy utilizados por los ‘comandos’ de las juventudes de ETA que extendieron el terrorismo callejero por el País Vasco y Navarra a partir de los años 90, como un complemento a los atentados de la banda terrorista.

Los cócteles molotov tradicionales, los que los tutoriales que circulan entre los CDR enseñan a fabricar, se confeccionar simplemente con una botella de cristal llena de gasolina u otro líquido inflamable, cerrada, que lleva atado un trapo al que se prende fuego con un mechero. Al reventar el cristal, la gasolina entra en contacto con el trapo ardiendo y se inflama.

Por contra, los cócteles de ignición química no van acompañados de ninguna mecha ni otro elemento que arda. Se inicia la combustión por una reacción química interna de los componentes que lleva adheridos.

Además, se le añaden aceites y escamas de jabón para multiplicar el efecto del fuego y prolongar su duración.

Como ya se ha indicado, este tipo de cócteles molotov son marca de identidad de los “pata negra” de la kale borroka, de ahí que su reaparición en el sabotaje preocupe a miembros de la Ertzaintza que han visto el vídeo del ataque a la vía férrea.

Así abrasaron a cinco ertzainas en 1995

Los cócteles de ignición química traen muy malos recuerdos a los ertzainas. Con este tipo de artefactos fueron atacados los agentes antidisturbios que sufrieron una emboscada en su furgoneta en Rentería (Guipúzcoa) el 24 de marzo de 1995.

Un grupo de proetarras lanzó cócteles molotov al paso del vehículo de la Brigada Móvil de la Ertzaintza. Uno de los artefactos se coló en la furgoneta y entró en combustión en el interior, abrasando a los agentes. El conductor, Jon Ruiz Sagarna, perdió el control y atropelló a dos chicas que resultaron heridas.

Tal y como quedó establecido durante el juicio en la Audiencia de San Sebastián, los atacantes utilizaron “cócteles molotov de iniciación química”, elaborados con gasolina, ácido sulfúrico y clorato de potasio, “aptos para poner en peligro el reducido habitáculo de una furgoneta en marcha”. El interior del vehículo superó los 1.000 grados de temperatura.

El ertzaina que conducía, Ruiz de Sagarna, sufrió quemaduras en el 55% del cuerpo, y los otros cuatro agentes quemaduras de diversa consideración. Jon Ruiz de Sagarna llegó al hospital con el casco prácticamente fundido con la cabeza. Pasó más de medio año ingresado en la unidad de grandes quemados y fue sometido a casi una decena de operaciones.

Este y otros ataques incendiarios similares, que forzaron a la Ertzaintza a dotar a los policías antidisturbios de uniformes ignífugos, quedaron en la memoria colectiva de los agentes, que por ello no se olvidan de los cócteles molotov de ignición química que ahora han reaparecido en el ataque a una línea de tren en Álava.

Corte de la catenaria para bloquear el tren

Otro detalle que ha hecho recordar tiempos pasados a algunos ertzainas es que en ese vídeo los autores del sabotaje repitieron otro “clásico” de la kale borroka: cortar los contrapesos de la catenaria de la línea férrea.

De esta forma, se destensa la catenaria y el pantógrafo del tren (el elemento que transmite la corriente desde los cables hasta el convoy) se engancha en los cables, provocando una avería grave que obliga a interrumpir la circulación durante un tiempo prolongado.

Este tipo de acciones eran muy habituales en los años en que la kale borroka era un fenómeno muy frecuente, como una forma de extender la violencia de ETA, a baja intensidad, en la vida cotidiana del País Vasco y Navarra.