New Quijote y el desafio separatista

Una “rara avis” literaria, -difícil de encuadrar incluso en cuanto a género- que sería el auténtico Dragón de Sant Jordi

New Quijote y el desafío separatista.
New Quijote y el desafío separatista.

No es exagerado decir que esta “rara avis” literaria, -difícil de encuadrar incluso en cuanto a género- sería el auténtico Dragón de Sant Jordi, por mucho que los medios alineados y subvencionados por el nacionalismo separatista catalán traten de censurarlo con la sutil y predilecta arma del S.XXI: “el silencio” que es más efectivo incluso que la “Inquisición” a la que Cervantes tuvo que someterse al hacer la Magna obra que ha trascendido al tiempo al crear el auténtico Rey con el qué se identificaron todas las Españas, y que a su vez fue referente internacional para todas las sucesivas generaciones de escritores, pues su mensaje universal, trascendía al mero ámbito local al tratar de forma ficticia los problemas de la vida real, -muy alejado de los intereses exclusivos imperantes de las pudientes clases sociales y en especial de la nobleza-, crítica social mordaz encubierta en el género de caballerías que paradójicamente, intentando finiquitarlo, en realidad lo elevó al Olimpo de la Literatura.

Es por esa prohibición expresa obrante en el Quijote de no volver a levantar tal género, la razón por la que la obra se inicia al estilo clásico, haciendo una invocación justificativa de esa nueva llamada al “Torneo o Justa” de la verdad, buscando como en la E.M. – Edad de Oro de los Caballeros - que el Sol se restablezca e impere ante la oscuridad y tinieblas de la injusticia reinante.

El Caballero Maestre, es el bachiller Avellaneda, quien purga su deuda histórica con Alfa (Quijote). El aprendiz es  Arthur de Bretaña, arias “el Escocés”, mera señoría de regalía política, que quiere adquirir propiamente el rango de Caballero, por lo que tendrá que pasar por la humilde condición de escudero al estilo de sus predecesores Tirant lo Blanc… Se levantan las Órdenes de Caballería y sus rígidas reglas de honor, fe y lealtad. Las clases son “pedantes” al estilo típico  del Siglo de Oro donde el autor mezclaba todo arte y ciencia que dominaba para impresionar así más al lector, y se intenta a su vez reproducir  los dos estilos literarios imperantes de esa gloriosa  época del Barroco, caracterizada por una “evasión de la realidad”, que en la presente obra, se traduce en la “cuerda locura” que practica el “duende” narrador emulando así a “Cide Hamete”.

El pueblo se asimila a la doncella, con los pros y contras que representa un eventual frívolo  cortejo, utilizado para ello la Literatura en buena parte del Siglo de Oro (Celestina remendando virgos, Arcipreste de Hita poniendo candados y cepos, frente al astuto cerrajero...). Si el ligue amoroso sale mal, podría pasar como en el cortejo de la mantis religiosa, equivalente al camisa negra colgado en gasolinera como precio a pagar por la osadía del D. Juan de turno por excitar románticos sentimientos exclusivos de raza, pueblo y lengua.

New Quijote

Sea acopla a aventuras y otras veces muta las del Quijote (caso del Cap. IV) posiblemente el más sibarita donde Quijote en realidad ahora sí, corta la cabeza al Gigante (no siendo pues meros cueros de divino vino manchego), “aventura de la venta” esta donde pasa después Shakespeare espiando a Lope de Vega y Cervantes, sacando la idea de la después tan tratamundeada calavera de Hamlet; donde Merlín para a evitar logre también título de “Matagigantes”, trasformará la sangre en vino el cual cae a la cuadra emborrachando al sorprendido “Rocinante”, quien junto “Rucio” pretenden coquetear con “la burra Francis”, lo que provocará un gran alboroto nocturno que unos huéspedes atribuirán a los zorros, otros a los lobos, -pues el jaleo descomunal no era precisamente propio  de gallos ni gallinas-, mientras que el Triste figura intuyó que eran las quejas y alaridos constantes de la recién desprendida cabeza del Gigante, la cual cortó como si mera mantequilla fuese con su letal espada toledana.

La cabeza perdida del Gigante, es a su vez otro hilo conductor de la narración, pues luego pasa a ser la cabeza liviana del político oportunista de turno –Cap. XVII. Oda al politiqueo patrio y a la tauromaquia jurídica- todo ello aprovechando la aventura del Ebro y la barca sin vela atracada en la orilla; para finalmente en Barcino, descubrir el fin de la magia con la cabeza parlante. Aquí el objeto será la corrupción política, tratada desde el género de la picaresca y con todas las armas y arsenal que dispone un penalista que a modo de “pócimas” le va dando Merlín a Arthur para evitar así la aplicación de la  Constitución y sus leyes, ardua tarea acorde al pétreo “statu quo” internacional en una plena legítima democracia actualmente vigente.

Transcendiendo a ese problema local separatista, contrapone principios y valores diferentes de esos cuatro siglos, y saca ingeniosas conclusiones comparativas con el sistema capitalista neoliberal actual: ¿Y quién sale ahora a campal batalla a defender vuestros derechos y hacienda?, ¿los bancos que incluso ahora rescatáis? ¿Quién es ahora el Triste figura? Mejor os hubiera ido con nosotros y el mero diezmo, pues con poco más os quedáis....

José Manuel Gómez

Intenta a su vez dar una visión sociopolítica y económica del mundo y sus problemas actuales globales y locales: los riesgos de la informática, los populismos o tiranías (ya reflejado en Las Partidas de Alfonso X y en Maquiavelo) en este caso aprovechando el régimen democrático (dividir y empobrecer al pueblo...); crítica de sindicatos politizados, los sacerdotes alineados, el control de la enseñanza y medios de comunicación con la paralela dejadez y desidia del Estado.

Desmitifica las supuestas peculiaridades típicas catalanas (actual sardana moderna ideada por un emigrante andaluz; exposición de 1.888, inicialmente patrocinada por un pudiente carlista gallego; vino y cava de Falcón Crest fruto de la enfermedad filoxera en el S. XIX ....);  donde Merlín también le dará la pócima de la sardana y de los castellers para que a modo de muros del castillo y atalaya Arthur  delimite y armonice su territorio dado tanto por derecho democrático como divino.

Pretende a su vez, revalorizar los valores y principios patrios que unen a todos los españoles por lazos históricos desde la larga noche de los tiempos, al mismo tiempo que enfatiza la Literatura española (Cap. XVIII: El  Arca de Noé, donde le recomiendan a Arthur adoptar y llevarse unas obras y autores patrios concretos y rechazar a otros por sospechosos).

Finalmente, contrapone los oficios de restauradores- creadores de patrias (Cap. XX: La apertura de la caja de Pandora).

En definitiva, es un mecanismo literario recuperado y actualizado desde cuatro siglos atrás y rediseñado para ir al mundo irreal donde realmente habita el nacionalismo separatista (la época romántica de las caballerías, cenit de los derechos y bulas propios de la nobleza), pues la realidad y el derecho positivo, les resulta extraño e indiferente. 

Como antecedente, en el uso del Quijote., hubo un intento por parte de los intelectuales en los años 30 para intentar evitar la GC.

Coincide en el tiempo de publicación con el Quijote del autor de Versos Satánicos, -Salman Rushdie- quien lo utiliza como crítica política contra Trump, aunque su menor conocimiento del Quijote -es de suponer por su cultura india-, posiblemente no sea equiparable, pero posiblemente sería interesante comparar ambas obras.

En definitiva representa una “rara avis” compleja donde se mezcla la fantasía e imaginación, jugando con el lenguaje y empleando “la cuerda locura” en el vano aventurero intento de “regalizar” la supuesta fósil  “legalidad” vigente, y de la cual dijo una principal espada y pluma, D. Mario Vargas Llosa que le había encantado, por lo cual en sincero agradecimiento le dedico la obra como emulando al propio Cervantes en su día con el Duque de Béjar, pues mucho más mérito y compromiso merece nuestro Nobel en su patente e incondicional demostrado amor a España.

 

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