Olimpiada de Londres. La vidriosa historia del magnate ruso que fabricará los uniformes de España: multado por el COI, zapatillas que lesionan, ropa “estilo Kruschev”

Se llama Mikhail Kusnirovich, ha ofrecido 1,2 millones de euros por vestir a los atletas olímpicos españoles en Londres 2012 y el COI se lo ha adjudicado. Poco se sabe de él en España, pero en Rusia le conocen bien porque lleva una década vistiendo a la selección olímpica rusa. Y por las polémicas en que se ha visto envuelto.

Un emporio de ropa deportiva

Detrás de los polémicos uniformes para los atletas que acudirán a la cita londinense hay un gran emporio ruso de ropa deportiva, Bosco Sport, dispuesto a pagar más de un millón de euros para que Pau Gasol, Rafa Nadal y un centenar de deportistas españoles porten en su ropa el logo de la empresa moscovita.

La controversia que ha generado el diseño de la ropa deportiva española ha provocado que el Comité Olímpico Español la califique de provisional y no definitiva. Fuentes de Bosco Sport también lo han confirmado a El Confidencial Digital, y aseguran que se trabaja en un nuevo diseño.

Este incidente, aparentemente aislado y provocado por un desconocimiento de la idiosincrasia española, no ha sido el único que ha envuelto a la empresa textil rusa desde la primera vez que vistió a la selección rusa, en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002, celebrados en Salt Lake City.

El historial de Mikhail Kusnirovich

Mikhail Kusnirovich, dueño de Bosco Sport, casado, con dos hijos y dominio fluido del idioma italiano, inició la andadura empresarial a principios de los años 90, en plena desintegración de la estructuras de pode soviético. Bajo la denominación de ‘Bosco di Ciliegi’, Kusnirovich comenzó a hacer fortuna importando ropa y joyas de diseño italiano al Moscú postcomunista.

Con buenos contactos dentro del Comité Olímpico Ruso, fue poco a poco introduciéndose en el sector de la ropa deportiva hasta qUe, en 2001, ganó el concurso para vestir a los atletas rusos de la selección olímpica de invierno que compitió en Salt Lake City.

Atenas 2004: comienzan los problemas.

Tras una primera experiencia sin incidentes, Bosco Sport acude a la cita griega de 2004 como patrocinador de la selección de la Federación rusa. Allí organiza lo que denominó ‘Casa Rusa’, un espacio donde se congregaban atletas, periodistas y personalidades rusas, y que Bosco sufragaba económicamente.

La prensa rusa refleja las críticas que recibió por aquel entonces la marca, provenientes de entrenadores y atletas. Se le echaba en cara que ‘raptase’ a los deportistas, nada más terminar las pruebas, para los numerosos actos promocionales que organizaba.

Además, los olímpicos rusos comenzaron a quejarse de la mala calidad de los uniformes. Y más concretamente del calzado. Desde el comité olímpico ruso incluso se llegó a decir que podían provocar lesiones, ya que apretaban en exceso los pies de los atletas (llegaron a bautizarlas como “zapatillas de madera”) e incluso se rompían.

Turín 2006: multas y caviar

Tras la experiencia de Atenas, Moscú mantuvo el contrato –cada vez más millonario- con Bosco Sport. Los deportistas rusos volvieron a vestir la ropa de Kusnirovich durante las olimpiadas de invierno de Turín (2006).

En la ciudad italiana, el magnate ruso desplegó otra vez una gran infraestructura promocional para su marca. Pero, en sus ansias, acabó saltándose las reglas del Comité Olímpico Internacional.

La Comisión de Marketing del COI había anunciado, meses antes de estos juegos, que tan sólo se podría llevar un logo –de reducido tamaño- de la marca fabricante de los uniformes: el comité ruso fue multado por la “publicitada agresiva” que Bosco colocó en la ropa deportiva: más de un logo y una imagen de la mascota.

Bosco Sport contraatacó solicitando una amplia indemnización al comité ruso, alegando que habían trasgredido varias de las clausulas comerciales del contrato firmado entre las partes. El comité ruso, en respuesta, volvió a poner en entredicho la calidad de los materiales con las que estaban fabricados los uniformes.

La presencia de Kusnirovich en Italia también generó polémica, sobre todo por el nivel de vida en la denominada ‘Casa Bosco’. Algunas asociaciones naturalistas denunciaron la ingente cantidad de caviar que entró en Italia acompañando a la comitiva de Kusnirovich, apuntando que podía rozar el ‘contrabando’.

Bosco Vs Pierre Cardin

La elección de los uniformes rusos para las Olimpiadas de Pekín 2008 fue más complicada para Bosco Sport. En esa ocasión, entró en escena un duro competidor: la firma francesa de diseño Pierre Cardin.

A través de un conglomerado de empresas ucranianas, pero siempre con la firma del prestigioso modisto galo por delante, Pierre Cardin presentó una gran oferta al comité olímpico ruso: cerca de 20 millones de dólares por vestir a los deportistas, superior a los 13 millones ofrecidos por Bosco.

Sin embargo, y pese a las críticas y experiencias en Olimpiadas anteriores, los rusos votaron –salvo un voto en contra y una abstención- por renovar el contrato a Bosco. La decisión provocó una airada reacción de la firma Pierre Cardin, que envió una carta a los diarios rusos deseando “suerte” para que no se repitiese la “mala calidad” de uniformes anteriores.

Fueron también polémicas las palabras de los responsables de marketing de la firma rusa en respuesta a las críticas a los uniformes tipo ‘retro’ que los rusos vistieron en Pekín: la empresa aseguró que se había inspirado en Nikita Kruschev, líder de la URSS desde 1953 hasta 1964. Argumentaron que era un homenaje al “estilo de vida soviético de nuestros abuelos y abuelas”.

Bosco Sport ha sido elegida por Rusia para vestir a sus atletas hasta, al menos, los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro en 2016, incluyendo también los de invierno de Sochi, en Rusia.