Javier Fumero

El ajuste de cuentas de Shakira te interpela

Gerard Piqué y Shakira, en una imagen de archivo
Gerard Piqué y Shakira, en una imagen de archivo

Creo que la venganza de la cantante Shakira contra el futbolista español Gerard Piqué la semana pasada, con la difusión de la canción que ha creado junto a Bizarrap –llena de alusiones a la fracasada relación sentimental que mantuvieron- nos interpela a todos. ¿Qué opinión te merece? ¿Es razonable lo que ha hecho? ¿Es inteligente? ¿Qué beneficios reporta? ¿Cuáles perjuicios? ¿Cómo se debe terminar una relación profesional, personal, …? ¿Es razonable dar rienda suelta a los instintos en circunstancias parecidas?

El caso de la cantante colombiana ha resonado en todo el mundo. Todavía hoy, días después del lanzamiento musical, colea y genera debate. Pero hay muchas situaciones menos notorias que se presentan cada día a nuestro alrededor con similares características: después de años de relación con un jefe, con un colega de trabajo, con un amigo, con un centro académico, con una institución, con una pareja…, llega el momento de terminar porque uno considera que aquello no es beneficioso. ¿Es inteligente ajustar cuentas antes de poner tierra de por medio?

El caso que nos ocupa presenta algún dato relevante: hay dos hijos comunes, Milan (9) y Sasha (7). En ese sentido, ¿es útil cacarear públicamente tu despecho, tu ira, tu animadversión, sacando a la luz tu desprecio al padre de los retoños? No me lo parece. Es cierto que Shakira se habrá sentido bien algunas horas, días incluso, tras haberse quedado a gusto por haber puesto en su sitio a ese chico que tanto daño parece haberle hecho. Pero una vez que ha bajado la espuma, queda una herida en forma de desconcierto en esos niños que va a ser muy difícil restañar.

Por otro lado, siempre he pensado que se logra muy poco con salidas ruidosas, de zascas y grandes portazos. Y sin embargo, una marcha honorable pero que evite los reproches, los dardos, los ajustes de cuentas, permite que en el futuro –la vida da muchas vueltas- uno no termine incluso lamentando sus palabras. Nadie sabe qué será de uno mismo… y de los demás. Y a lo mejor, aquella salida reivindicativa, que sólo te dejó el gustirrinín de haberte marchado cantándole a alguien las cuarenta, termina por pasarte factura. Por segunda vez.

Más en twitter: @javierfumero

 
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