Pobres funcionarios

Mariano Rajoy acaba de anunciar un durísimo plan de ajuste diseñado tras el último Consejo Europeo. Todos los ciudadanos vamos a padecer la subida del IVA pero el colectivo que sale peor parado de esta acometida es el de los funcionarios y altos cargos de la Administración.

Todos ellos se quedarán sin la paga extra de Navidad en 2012 y perderán días de libre disposición de los funcionarios, los llamados ‘moscosos’. Se ajustará el número de liberados sindicales a lo estrictamente especificado por la ley, se equipararán las condiciones en situación de incapacidad temporal a las del resto de trabajadores y se facilitará la movilidad de los empleados públicos.

La medida es aplicable a los altos cargos de la administración central, autonómica y local y el Gobierno ha pedido que se sumen a ella diputados y senadores.

El argumento que ha dado Rajoy es que el empleo público “debe adaptarse a la realidad económica del momento”. Mientras el número de funcionarios ha crecido en 289.000 personas desde 2007, en el sector privado se han destruido 2,9 millones de empleos.

Quizás no le falta razón al presidente del Gobierno y hay que repartir los esfuerzos. Pero me temo que existe un movimiento de fondo en la sociedad española, completamente injusto, dirigido a demonizar a este sector. Y lo digo también amparado en lo que he visto: los empleados públicos han cambiado en estos últimos años.

Tengo bastantes ejemplos de los últimos años donde los funcionarios que me han atendido han sido diligentes, educados, rápidos y honestos.

Sin embargo, en esta España Profunda somos muy aficionados a etiquetar, a sentenciar, a cortar cabezas. ¿El funcionario? Un caradura, que vive del cuento, que desayuna durante dos horas al día, que se escaquea en cuanto puede y no da cuentas a nadie, un vago redomado...

Creo que ni es justo, ni es una deriva que beneficie algo a este país.

Más en twitter: @javierfumero

 
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