Callado está más guapo

En realidad Pedro Solbes no es agraciado ni callado, pero la frase hecha le viene al pelo tras sus declaraciones en El País, el pasado domingo.

La paradoja está en que, cuando balbucea, no se entiende nada de lo que dice ni en el fondo ni en la forma y así, se va defendiendo. Pero cuando las cosas que dice quedan por escrito, la rechifla, -sino fuera por la gravedad de la situación económica- sería general.

Dice este buen hombre cosas tales como que la situación es más grave de lo que todos esperábamos. Dice el eminente economista que una cosa es la campaña electoral y otra la realidad. Dice el vidente de las finanzas que pronostica en cada momento, con los datos de ese momento y que si luego la cosa cambia, no es culpa suya. Dice el político coyuntural una cosa extraña sobre su aceptación o no aceptación del cargo en esta y en próximas legislaturas. O sea que no sabe lo que dice ni lo que hace, suponiendo que haga algo.

Si no sabe lo que dice malo, si lo sabe y pretende engañarnos, peor.

Se va este desastre económico de vacaciones a Europa, se supone que a recordar viejos tiempos cuando el Partido Popular le colocó de comisario en Bruselas, tras la desastrosa gestión que –al frente de la economía-protagonizó en el gobierno de Felipe González. Han pasado los años y no escarmienta, ni él, ni quién le ha vuelto a entregar los trastos.

Dice que duda si aceptar seguir en una próxima legislatura. ¿Cómo va a dudar un vicepresidente económico que ha `tragado’ que desde La Moncloa le nombren a uno de sus más conspicuos detractores y la persona que más se le ha enfrentado en asuntos económicos, como ministro de Industria?

La entrevista huele a ‘preparación de proyecto de coartada de futuro’ de intención de parar la que se le puede avecinar en un otoño con la economía por los suelos y Miguel Sebastián dispuesto a hacerse cargo del desastre.

Mientras, asiste impasible a la subida de las cifras de paro, de la inflación, de los precios de las hipotecas, del euribor, del déficit exterior, al cierre de empresas o a la suspensión de pagos.

Afirma que él ya veía venir el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que el endeudamiento de las familias era insostenible, pero que el Gobierno no podía hacer nada. Esta caballero es un liberal a ultranza, su dios es el mercado y el se sienta en la puerta del chiringuito público en el que lleva instalado la tira de años, sin intervenir, mirando y diciendo lo que ya ha pasado. Un listillo.

 

Ya le conocemos. Al que uno quisiera conocer es al responsable de comunicación del vicepresidente Solbes. Alguien que le deja hacer declaraciones y que en vez de balbuceos, las incoherencias que dice, queden por escrito, merece ser conocido. Es un lince mediático. 

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