Vistalegre: tercer año triunfal

Lo único moderno eran los ombligos, de las jóvenes, al aire y los traseros de ellos esbozados a través de vaqueros caídos. El resto más bien “antigüito”.   Si no hubiera sido por lo rompedor de la plaza de Vistalegre, con su cubierta y sus asientos comodísimos, aquello hubiera parecido un mitin de los años 30. El tono grandilocuente y “alcalázamorano”de Rodríguez Zapatero, los brindis al sol –el recinto era de lo más apropiado-, las alusiones a la estatua de Franco, la autocomplacencia de estos dos años –ya ha comenzado el tercer año triunfal- olía a rancio, a sabido y a gasógeno que apestaba y sobre todo a novilletes afeitados, es decir, preparados.   Con tantas banderas, pancartas, gritos y aplausos sólo faltaban Gento o Iríbar o Ramallets o Arza, para que subieran a coger la Copa de manos del “Generalísimo”.   Han pasado dos años desde la llegada al poder del Partido Socialista y sus dirigentes han querido hacer un balance que sirva de punto de partida a las muchas campañas que tienen abiertas por toda la geografía española.   A saber:   Después de la crisis de Gobierno había que hacer un “acto de reafirmación” y nada mejor que organizar el mitin de Vistalegre. Jóvenes de fondo, músicas y banderolas al aire.   La tregua indefinida de ETA está ahí y salvo los “temas” –Zapatero dixit- de Navarra y Guecho sigue su curso aunque “lo único que no tiene cabida es la violencia”.   Todo cabe en el proceso, dice el Presidente del Gobierno, y ese todo abarca la anexión de Navarra, el acercamiento de presos –que a lo mejor los acercan tanto que los ponen en su casa- y esa especie de cosa que sería el co-comité Navarra-Euskadi y ¡faltaría más! la educación en las más variopintas prácticas sexuales de nuestros niños por parte del Ministerio de Educación.   Naturalmente que “el chupinazo” de Barañain no estaba en el programa de Vistalegre pero entre tanta bandera, tanto grito y tanto SMS de adhesión inquebrantable, ni se notaba. Y tampoco estaban en el programa los cócteles molotov de Guecho, pero entre tanto logro -que además “no van a derogar”- como el matrimonio entre homosexuales, el Estatut o la estatua ecuestre de Franco, no se notó su incidencia en la tregua indefinida.   Maragall, define el Estatut como un “pacto entre dos soberanías”, España desaparece de Andalucía y en Villalar de los Comuneros acaban a pedradas.   La economía funciona, España está cada día más unida, el partido cohesionado a tope y las encuestas de Blanco funcionan cada vez mejor.   Hay flecos pero de menor importancia: se tambalea el tripartito de Cataluña, hay sus más y sus menos en las candidaturas del PSOE por Madrid, el estatuto de Andalucía hace aguas, el Lehendakari incordia lo suyo, las relaciones internacionales renquean de los cuartos traseros y los nacionalistas gallegos van a proponer la anexión de Extremadura de un momento a otro.   En Vistalegre todo salió a pedir de boca. Hasta Felipe González estuvo más sonriente que de costumbre. Fue un gran comienzo del tercer año triunfal de Rodríguez Zapatero ahora que el PSOE va a presentar en el Congreso el proyecto Gran Simio, en el que pedirán derechos humanos para los simios (?)   Ya, hasta tenemos la seguridad- siempre es un alivio- de que el Partido Popular no va a restituir la estatua de Franco en su pedestal. Pues eso es lo importante.   Perdón: me acabo de dar cuenta de que he terminado el artículo y no aparece la palabra PAZ, eso sí, “venga de dónde venga”.

 
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