Por la boca… El PNV con el mazo dando

Los nacionalismos que soportamos en España, léase catalán y vasco, nunca han transcurrido en paralelo, porque sus intereses internos siempre han sido distintos y porque las realidades de los dos partidos dirigentes, PNV en Euskadi y, hasta hace poco, Convergència i Unió en Cataluña, salvo en ser la derecha burguesa, se parecían en pocas cosas.

Es ahora cuando el PNV de Urkullu vuelve a exhibir en Madrid la ambigüedad que es su arma más preciada. La ambigüedad, en la que habitualmente se mueve, siempre ha resultado muy rentable y como en otras épocas -en las que el Partido Popular también necesitaba de apoyos en el Congreso de los Diputados- los nacionalistas vascos se aprestan a dar esos apoyos y, también como siempre, se apresuran a pasar el cestillo.

O sea, en Madrid negociando y en el Aberri Eguna, con el mazo dando. No importa que el mazo esté tan fuera de sitio como la seudopropuesta de dotar a Euskadi de una soberanía compartida, como podría ser el caso gibraltareño. Tampoco importa que los presupuestos de Madrid y los intereses nacionalistas en Vitoria se necesiten mutuamente y ambos partidos gobernantes, Popular y Nacionalista, negocien apoyos; es el momento de la ambigüedad y para eso, Urkullu se las pinta mejor que nadie.

El mazo golpea y concede a la ETA el beneficio de la verdad en la entrega de las armas, mientras tiende una mano amplia y generosa a todas las fuerzas abertzales. Mal bagaje para venir a Madrid con el cestillo, si no fuera por la envoltura de la ambigüedad.

Es posible que el Lehendakari Urkullu esté alejado de las posturas de Ibarretxe, que no sea tan malvado –así dice él mismo que pasará a la historia- como Arzallus, y hasta es seguro que su pragmatismo haga más hacedera la negociación, pero el mazo sigue ahí y sigue golpeando, aunque no sea más que para contentar a la clientela de la campa.

 
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