Por la boca…Los `bolos’ de la selección.

Hemos perdido contra Inglaterra y se supone que ganaremos en el partido en tierras americanas. Tanto los jugadores como el seleccionador ponen, eso seguro, el máximo interés en que las cosas salgan bien y en que la selección campeona del mundo siga enriqueciendo su palmarés.

Entonces, ¿qué ocurre con los partidos amistosos? Pues ocurre sencillamente que, pese al interés y el afán por ganar, las situaciones que provocan los ‘bolos’ no son las más idóneas.

Suponiendo que los viajes –los hacen con comodidad-, el cambio horario en el caso de América, las alineaciones e incluso la entrega sea la misma, lo cierto es que estos encuentros, en plena liga, aparte de no motivar a nadie, no pueden sustraerse al miedo a las lesiones y al pensamiento puesto en el próximo partido del calendario en el que se juegan mucho todos y cada uno de los futbolistas.

¿Alguien puede dudar del afán de Cristiano Ronaldo por quedar bien con su selección portuguesa y por marcar en todos los partidos? Lo que no se le puede pedir ni a Ronaldo ni a nadie, es que también tenga la cabeza, además del cuerpo, en el partido de la selección y  no en el próximo del Real Madrid y en un césped de características inapropiadas, en el que demasiado hacían los jugadores con mantenerse en pie. Es el mismo caso de Messi con la selección argentina.

España ni eso. No se jugaba nada en Londres ni se lo juega en América. Pretender que la base de la selección, jugadores del Barcelona y del Madrid, jueguen con la mentalidad con la que lo hicieron en el mundial o en sus respectivos equipos, es una utopía, por más que a todos se les suponga la buena voluntad.

Se dirá, se dice, que son ‘fechas FIFA’ Y puede ser cierto. Pero con independencia de compromisos más o menos oficiales, de compromisos que pueda tener la selección campeona del mundo y de intereses federativos, no hay que olvidar que son los clubes –aunque suene a tópico- los que pagan a los jugadores.

Vicente del Bosque -aunque oficialmente no se reconozca- tiene infinito cuidado con un jugador que llegue ligeramente ‘tocado’ o, por ejemplo, con dosificar los minutos de los jugadores de los principales equipos.

Eso es prueba evidente de que este tipo de partidos no gustan a nadie y que todos cumplen simplemente y eso se refleja en los resultados.

No es fácil la solución, pero el limitarse a hablar de ‘fechas oficiales’ es poco para toda una federación.

 
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