Ya está aquí la final

La final por antonomasia es la final de fútbol de la Copa del Rey. La de este año ya está servida y la jugaran el Athletic Club de Bilbao y el Fútbol Club Barcelona. Dos equipos eminentemente coperos y de gran tradición, que llegan al último partido por méritos propios.

La final ya está aquí y ya está servida la polémica. Pero no una polémica deportiva o futbolística sino una polémica que tiene que ver mucho con la política, con lo peor de la política, pero política al fin.

Primero nos esperan las discusiones y las especulaciones en torno al estadio que albergará el acontecimiento. Parece ser que el Real Madrid ha dicho no, a la organización del partido aunque los dos finalistas desean jugar en el Santiago Bernabéu. Valencia y Zaragoza estarán, sin duda en el eje de la elección definitiva.

Pero la verdadera polémica estará en las gradas, en las banderas y en los gritos de ambas aficiones o, al menos, de una parte importante de esas aficiones. Habrá banderas de las respectivas autonomías, habrá trato ‘especial’ a la bandera de España, habrá silbidos al himno nacional y habrá gritos contra la monarquía y contra el Rey. Que nadie se engañe y que nadie confíe en llamamientos, más bien poco eficaces, a la calma y a la serenidad. Ocurrirá lo de siempre, los de siempre se rasgarán las vestiduras a posteriori y los de siempre no harán nada a priori.

Ahora, cuando mirar mal a un árbitro, gritar con voz exagerada o no calificar demasiado académicamente a un futbolista, puede cerrar un campo, multar al club y expulsar a una grada entera, hay cierta expectación por ver qué hará la Federación Española de Fútbol, el Comité de Competición y los altos tribunales de disciplina deportiva cuando ocurra lo que con toda seguridad va a ocurrir en la final.

 
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