O susto o muerte

No han pasado ni cien días y hay muchos españoles que están empezando a encontrar ‘cansino’ –que diría José Mota- al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Prepotencias aparte –que en el Partido Popular andan a la orden del día- el señor Montoro nos cuenta, un día sí y otro también, la historia del déficit dejado por el Partido Socialista, lo mal que se han encontrado todo, el desprestigio en Europa y demás desgracias provocadas por el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero y del que fue vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba. Y como el personaje de José Mota, hay que decirle al ministro: ‘que sí, que sí, que sí, que ya lo sabemos pero deje de darnos la vara’. Todo lo que nos cuenta el ministro de Hacienda nos lo sabemos y tanto es así que su partido ha ganado por mayoría absoluta precisamente por eso, porque los españoles estábamos al cabo de la calle de lo que había pasado y de lo que podía pasar si seguíamos por el mismo camino.

Se trata pues de hacer más y hablar menos, de tomar medidas, de fastidiar lo imprescindible a los ciudadanos -que bastante fastidiados estamos ya- y de contar las cosas como son y sin retórica.

Para arreglar el desaguisado hay que gastar menos e ingresar más. Vale. Eso significa recortes, restricciones de todo tipo y subida de impuestos, sean o no sean ‘inequitativos’. Vamos a dejarnos de eufemismos y a llamar a las cosas por su nombre y sobre todo vamos a dejarnos de frases ingeniosas y de estereotipos, por mucho que vengan en un libro que aluda a Benjamin Franklin.

Contestar a quienes preguntan por una posible subida de impuestos eso de que ‘lo único seguro en la vida son los impuestos y la muerte’, es una salida de pata de banco inadmisible en un parlamento.

Si todos estamos resignados a recibir menos y pagar más, ya están sobrando las ingeniosidades del ministro y los tapujos de lo que se nos viene encima.

Que se preparen los fumadores, los consumidores de alcohol y quienes tienen coche, porque la ‘inequitatividad’ de los impuestos indirectos está a la vuelta de la esquina. Que se preparen los españoles que se jubilen tras la reforma laboral y los que despidan a partir de ahora. Así como en el fútbol los goles son imprescindibles, la reforma laboral también lo era, pero el gol ha entrado por toda la escuadra en los hogares de los trabajadores.

Y que dé gracias el señor ministro de Hacienda de que Rodríguez Zapatero no solamente dejó España hecha unos zorros, sino que también ha dejado arrasado el Partido Socialista, porque de no haber sido así, se iba a enterar el señor Montoro de lo que es una oposición mínimamente seria.

 
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